Este mes se cumplen 24 años de la consulta popular en la cual la sociedad de Misiones expresó un masivo rechazo a la construcción de la represa de Corpus Christi. ¿Podemos decir que todo sigue igual, o acaso afinar el análisis y afirmar que existe una nueva oportunidad para Misiones y el país?

El rechazo en el mencionado plebiscito tuvo como fundamento esencial la imagen negativa que los misioneros, sobre todo en Posadas, tenían entonces de la megaobra de Yacyretá. Décadas de postergación y pobres avances en las llamadas obras complementarias habían sumido a miles de habitantes ribereños en un limbo: no podían disponer de sus propiedades, pero tampoco la Entidad Binacional Yacyretá los resarcía. Esa inacción encareció la operatoria, ya que a las familias originarias censadas se les sumaron hijos y hasta nietos.

Las demoras en las obras hay que buscarlas, además de los problemas de gestión, en las dificultades endémicas de la Argentina para obtener financiamiento. También pesaron en la negativa a Corpus la ofensiva de grupos ambientalistas, embanderados a menudo en eslóganes publicitarios antes que en evidencias científicas.

El contexto imperante en 1996 hoy cambió notoriamente. La finalización de Yacyretá le generó a Misiones –también al país– ingentes beneficios. Prueba de ello son los kilómetros de la avenida costanera en Posadas, Garupá y Candelaria; la infraestructura de recreación a lo largo de ella, las obras de saneamiento de arroyos y redes cloacales, la relocalización de líneas eléctricas y sus ampliaciones, la doble vía que une Posadas con San Ignacio, entre muchas otras obras, como la construcción de viviendas, hospitales, escuelas, guarderías, salones de usos múltiples y plazas saludables.

El balance es netamente positivo. Así como son incuestionables los logros, quedaron claros los errores que se registraron en el modelo de gestión empleado. Hoy, a casi un cuarto de siglo desde aquella votación misionera, tenemos mayores elementos de juicio para analizar con otra mirada la conveniencia de construir Corpus.

En materia ambiental: se inundarían cerca de 7100 hectáreas afectando a muy pocas familias, ya que en la localización de Pindoí el río Paraná corre mayormente encajonado. En el caso de Paraguay, afecta a unas 9000 hectáreas. Esta es otra de las grandes diferencias con Yacyretá, que implicó diez veces más de territorio inundado, además de involucrar zonas importantes de dos ciudades muy pobladas como Posadas y Encarnación (Paraguay).

En cuanto al modelo de gestión, es conveniente explorar los mecanismos de asociación público-privada, donde el gerenciamiento puede quedar a cargo del sector privado. Por otra parte, hoy también existe la posibilidad cierta de contar con financiamiento a cambio de energía futura. Este tipo de gestión minimiza los riesgos para el Estado.

Imaginemos cuántas nuevas inversiones se pueden generar en el sector foresto-industrial a partir de esta alternativa, sumada a las conocidas ventajas comparativas naturales de Misiones. La producción de hidrógeno verde es otra opción de uso de la energía de Corpus que incorporaría una alternativa de alta rentabilidad a la economía misionera. El hidrógeno verde está llamado a ser el combustible de mayor utilización en el futuro próximo.

Hay que considerar el impacto sobre el empleo y la actividad económica que tendría una gran obra como esta. Se generarán puestos de trabajo directos e indirectos y será una oportunidad para las empresas misioneras en la provisión de bienes y la realización de obras.

La represa de Corpus tiene prevista una potencia de 3200 Mw, el equivalente a Yacyretá, con un costo estimado en US$5000 millones. Para tener idea de la magnitud del proyecto hay que considerar que Yacyretá provee en promedio el 14% del total de la energía del sistema nacional.

La Comisión Mixta Argentino-Paraguaya del Río Paraná tiene casi concluido el anteproyecto y definida sobre la base de estudios técnicos la factibilidad de su ubicación a la altura de la isla Pindoí.

En cuanto a los aspectos ambientales, la energía hidroeléctrica es renovable y limpia. No genera emisiones de gases de efecto invernadero. Piénsese la cantidad de energía térmica altamente contaminante que se podría sustituir por la producida por Corpus. Obviamente que toda acción del hombre conlleva impacto sobre el ambiente, por lo que hay que extremar los estudios para morigerarlo.

Nuestra región tiene una gran ventaja comparativa a partir de sus ríos, que son susceptibles de aprovechamiento hidroeléctrico. No podemos negarnos entonces a considerar la realización de una obra en base a una evaluación que tuvo en cuenta un contexto que varió y de manera significativa. Como se dijo, Yacyretá acarreó beneficios tangibles y también la experiencia de cómo mejorar la gestión.

El proyecto Corpus es una gran oportunidad para Misiones. Habrá que tener claridad a la hora de negociar las condiciones de su realización pensando en los intereses de la provincia. Puede constituirse en una gran palanca de desarrollo. No dejemos que los prejuicios y los eslóganes publicitarios frustren esta ventana que se abre en beneficio de toda la Argentina.

El autor es ex director ejecutivo de la Entidad Binacional Yacyretá y ex senador nacional

 

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