El día, un sábado, y la hora, 18.30, fueron dos de las claves para que un tiroteo dentro de un colectivo en el conurbano no se transformara en una tragedia y solo dejara como saldo a un delincuente herido de dos disparos tras enfrentarse a un policía de civil que viajaba en la unidad.

El hecho de inseguridad ocurrió en el interno 51 de la línea 159, en la avenida 14 y calle 106, a pocos metros de la terminal que la empresa Micro Ómnibus Quilmes SA (Moqsa), tiene en el partido de Berazategui, en la zona sur del conurbano bonaerense.

Según el relato, de las pocas personas que viajaban en la unidad y el chofer. El hecho de inseguridad comenzó cuando un delincuente subió a la unidad, extrajo un arma de fuego y comenzó a robar sus pertenencias al chofer y a las personas que estaban a bordo del colectivo.

Lo que no sabía el delincuente es que, entre los pasajeros, viajaba vestido de civil un sargento de la Policía de la Provincia de Buenos Aires que trabaja en la Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas (UTOI) de Quilmes.

Las primeras versiones indican que cuando el delincuente se acerca a los pasajeros, luego de robar al chofer, el policía se identifica, da la voz de alto, extrae su arma y comienza un tiroteo con el delincuente que resultó heridos en dos oportunidades.

El resultado del cruce de disparos fue el delincuente con una bala alojada a la altura de la cintura en el lado izquierdo y otro proyectil impactó en su brazo izquierdo. Luego de ser alcanzado por las balas, el ladrón pudo ser reducido y fue trasladado al hospital Evita Pueblo de Berazategui, donde permanece internado, fuera de peligro y con consigna policial.

De milagro, ni el sargento, ni los otros pasajeros, ni el chofer de la unidad 51 de la línea 159 resultaron heridos en el enfrentamiento. Además, se informó que el delincuente no estaba solo y que un cómplice, que lo esperaba a pocos metros arriba de una moto, se escapó del lugar y aún no pudo ser localizado.

La investigación quedó a cargo de la Unidad Funcional de Instrucciones (UFI) N° 2 de Berazategui.

Un policía mató a un ladrón de 16 años en Barracas

Dos días antes, Susana llegaba a su casa de Barracas en su auto blanco. Su hija le advirtió: “Nos van a robar”. La chica no se equivocaba. Dos delincuentes, ambos adolescentes, se le pusieron a la par y uno le espetó: “Te voy a quemar, te voy a quemar”. Ella no se resistió. Solo le pidió que antes de llevarse el vehículo, le permitiera bajar a su hijo, Juan, de 25 años y que tiene autismo. Pero nada les importó.

Los pedidos de auxilio de la mujer fueron escuchados por un oficial de la Policía de la Ciudad que estaba franco de servicio que intentó impedir la fuga de los ladrones y efectuó tres disparos con su arma reglamentaria. Herido, uno de los sospechosos, de 16 años, huyó a toda velocidad, pero a las tres cuadras chocó contra una camioneta y cayó muerto a los 50 metros cuando intentaba escapar a pie. El hijo de la víctima sufrió la fractura de la nariz.

“Casi me muero cuando le vi la cara lastimada a Juan. Estaba todo lleno de sangre. Verlo así, todo indefenso. Le agradezco al policía que expuso su vida, estoy superagradecida. Le salvó la vida a mi hijo”, sostuvo Susana en declaraciones a LN+.

Según informaron fuentes de la Policía de la Ciudad, desde noviembre del año pasado, el delincuente muerto estaba imputado del delito de amenazas coactivas. En esa causa, el Juzgado en lo Penal, Contravencional y de Faltas N° 3 había dispuesto una serie de allanamientos para “secuestrar armas de fuego y municiones”.

El otro delincuente que participó del robo resultó herido en la zona del abdomen y del tórax y fue trasladado al hospital Penna en calidad de detenido, donde fue intervenido quirúrgicamente.

Todo sucedió el jueves a las 18.50 en Perdriel al 1300, a pocos metros de la casa de la víctima. En el caso interviene la jueza de Menores Julia Marano Sanchis, quien dispuso que la investigación quede a cargo de la Policía Federal Argentina (PFA).

Susana recordó que cuando su hija le advirtió que los adolescentes le iban a robar, ella, enseguida, le dio la razón. “Tenían toda la actitud, la mirada”, dijo.

 

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