A 24 días del brutal crimen de Germán Gabriel Medina, el colorista asesinado a sangre fría por su compañero de trabajo Luis Abel Guzmán, reabrió sus puertas la peluquería que fue el escenario del crimen que sigue impune porque aún no se pudo localizar al hombre que efectuó el certero y letal disparo.

La postal en la puerta del local situado en Beruti y Austria, en el sábado gris y lluvioso en la ciudad de Buenos Aires, era distinta a la habitual, ya que los clientes antes de ingresar se topaban con la presencia de una consigna policial que fue dispuesta la zona.

Según pudo saber LA NACION, de fuentes a cargo de la investigación, la presencia de un efectivo de la Policía de la Ciudad fue dispuesta por el juzgado nacional en lo Criminal y Correccional N° 44, que hace más de tres semanas busca a Guzmán, de 41 años, y sobre quien ya pesa una alerta roja de interpol dispuesta en las últimas horas.

A la disposición de la justicia, se suma el temor de Facundo Verdini, dueño de la cadena de salones de belleza y que estaba en el local la noche del crimen. Esta semana, a través de su abogado, Verdini hizo trascender que no descartaba que el asesino pudiera regresar al lugar para matarlo a él.

Desde las 10, y con turnos previos, llegaron varios clientes de la peluquería en la que volvieron a trabajar la mayoría de los empleados que eran compañeros de la víctima y el victimario. En un breve diálogo con la prensa en la puerta, una de las clientas contó que el clima dentro del local era “tranquilo” y que se evitó hablar del brutal asesinato.

El temor se sustenta en uno de los últimos videos difundidos de las cámaras de seguridad dentro de la peluquería que muestran cómo Guzmán va tras Verdini luego de ejecutar a Medina. Sin embargo, el dueño de la peluquería logra esconderse y evitar así el ataque.

En el nuevo video, difundido hace 10 días, se puede ver como Facundo Verdini ingresa corriendo a un depósito y se esconde, segundos antes, de que el asesino ingrese al lugar siguiendo sus pasos. Tan solo dos segundos después de que Verdini se esconde, ingresa Guzmán, caminando y empuñando el arma. Mira en busca del hombre y, al no encontrarlo, se da la vuelta y sale del depósito. En otros videos difundidos previamente, se pudo observar que el asesino luego volvió al salón y con la ayuda del encargado del local abrió una ventana que trepó y por la que se fugó.

En su testimonial, Verdini sostuvo que desconocía la existencia de un conflicto previo entre Medina y Guzmán, aunque aseveró que el día del homicidio, el acusado manifestó un notable cambio de conducta con respecto al comportamiento habitual, circunstancia que quedó expuesta por cambio en la fisonomía y en una actitud de intolerancia.

Previamente, se había conocido otro video que mostraba cómo el asesino del colorista escapó por la ventana de la peluquería en Recoleta minutos después de asesinar Medina, de 33 años. Allí se observaba cómo el homicida intentó huir del local, pero como las puertas estaban cerradas tuvo que trepar por una ventana.

En medio de la huida, y mientras Medina agonizaba en la silla con un tiro en la cabeza, Guzmán se movía inquieto hasta que logró encontrar una mochila. El homicidio tuvo lugar en la noche del miércoles 20 de marzo y, desde entonces, aún no hay novedades del atacante, que sigue desaparecido.

Mató A Su Compañero De Trabajo Así Escapó De La Peluquería

Quién era la víctima

Medina era colorista, tenía 33 años y hacía poco más de un año que trabajaba en esa peluquería. Semanas antes de ser asesinado por uno de sus compañeros de trabajo, las redes sociales de la peluquería publicaron videos con las presentaciones de los empleados del salón de belleza. Fue entonces que la víctima contó qué era lo que le pedían más las clientas. “Una de las cosas es el balayage en ombré, que son los que tienen el contorno, o los babylights, que son efecto tipo que te fuiste a la playa y se te aclaró el pelo como naturalmente”, explicó.

Antes de dedicarse de lleno a la peluquería, Medina había comenzado a estudiar el profesorado de Historia en el Instituto González Catán. A la víctima le gustaba tomarse fotos, sobre todo en su ambiente laboral, junto a sus clientas.

 

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