WASHINGTON.- El gobierno de Joe Biden se mostró “indignado” por el ataque de Israel a un convoy de la organización humanitaria World Central Kitchen, que distribuía comida en la Franja de Gaza, y el propio Biden se comunicó con su fundador, el chef José Andrés, una reconocida figura en Estados Unidos, que se convirtió en su momento en uno de los opositores más carismáticos de Donald Trump durante la presidencia del magnate.

La vocera presidencial, Karine Jean-Pierre, dijo en la sala de prensa de la Casa Blanca que Biden llamó a José Andrés para expresar sus condolencias por la muerte de los siete trabajadores humanitarios en un bombardeo de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), reconocer el trabajo de la organización y transmitirle “que dejará claro a Israel que los trabajadores de ayuda humanitaria deben ser protegidos”.

“Nos indignamos al enterarnos de un ataque de las FDI que mató a varios trabajadores humanitarios civiles de World Central Kitchen, que ha sido implacable y ha trabajado para llevar alimentos a quienes pasan hambre en Gaza y, francamente, en todo el mundo”, agregó luego John Kirby, el vocero del gobierno de Biden para asuntos globales. “Esperamos que se lleve a cabo una investigación más amplia y que se haga de manera rápida y exhaustiva”, agregó.

La llamada de Biden y las declaraciones de la Casa Blanca dejaron una de las reacciones más contundentes por parte del gobierno norteamericano a un incidente que deja víctimas civiles desde que comenzó la nueva guerra en la Franja de Gaza entre Israel y Hamas. Pero, más allá de esos gestos y esas declaraciones, los voceros de Biden también reafirmaron el continuo respaldo de Estados Unidos a Israel al descartar de momento la posibilidad de imponer condiciones al envío de armas a Israel, y Kirby también afirmó que el Departamento de Estados “no ha encontrado incidentes donde los israelíes hayan violado la ley internacional humanitaria”.

“Todavía están bajo una amenaza viable de Hamas”, dijo Kirby sobre Israel. “Todavía vamos a asegurarnos de que puedan defenderse y que el 7 de octubre no vuelva a suceder. Eso no significa que lo dejamos pasar, que miremos para otro lado cuando sucede algo como esto, o que no estemos ni hayamos instado, desde el comienzo del conflicto, a los israelíes a ser más precisos, a tener más cuidado y, francamente, aumentar la cantidad de asistencia humanitaria que llega”, agregó.

Kirby también evitó comentar de manera directa sobre la declaración del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, quien dijo que incidentes como el que provocó la muerte de los trabajadores “pasan en la guerra”, y se limitó a decir que Israel tiene la obligación de resguardar a los civiles. Desde que comenzó el conflicto entre Israel y Hamas, más de 32.000 víctimas civiles perdieron la vida en Gaza, muchos de ellos, niños.

“Este incidente es emblemático de un problema mayor. Y hay pruebas de por qué la distribución de ayuda en Gaza ha sido tan difícil. Pero lo que tenemos en este ataque, lo que está claro, es que las FDI deben hacer mucho más para mejorar los procesos de eliminación de conflictos para que los civiles y los trabajadores de ayuda humanitaria estén protegidos. Estados Unidos seguirá presionando a Israel para que haga más para garantizar la seguridad de los trabajadores humanitarios”, insistió Kirby.

El gobierno de Biden intenta disuadir a Netanyau de lanzar un ataque frontal en la ciudad de Rafah en el sur de Gaza, último refugio de millones de palestinos, y funcionarios de ambos gobiernos tienen previsto reunirse en Washington la semana próxima.

 

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