Tras caer eliminados ante el PSG en un partido que estuvo marcado por la expulsión de Ronald Araujo, que vio la roja por derribar a Barcola en la frontal del área, salió Gündogan para asegurar que, seguramente, el charrúa debió elegir otra opción para parar al jugador del equipo parisino.
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El alemán en ningún momento quiso señalar directamente a nadie, sino explicar cómo, según él, se debería haber gestionado aquella jugada, pero a Araujo no le gustaron sus palabras. De hecho, en un acto público respondió: «Tengo códigos que quiero respetar», dijo para intentar minimizar la polémica.
Este domingo volvió a hablar y aseguró que «futbolísticamente no hay que reprocharme nada, es un grupo joven y hay que animar y seguir. Tenemos otro objetivo, hay que acabar segundos». Además, añadió que Gündogan me pidió perdón, lo hablamos y nada más», acabó el tema.
Sobre el partido en sí dijo que estaba «bastante triste por la derrota, ha sido una semana bastante complicada, se nos fue el objetivo de pelear por la Liga». Aunque comentó que «no me gusta hablar mucho sobre el arbitraje, se vieron algunas acciones…».
Una de ellas fue la del gol fantasma de Lamine Yamal: «Hay que ajustar la tecnología un poco mejor». Pese a todo, se sigue sintiendo «muy fuerte de cabeza, llegué a este club porque mentalmente soy muy fuerte, trabajo mucho para eso».