Al igual que el Real Madrid, el FC Barcelona no brilló pero fue efectivo para llevarse el último partido de Liga previo al Clásico y al encuentro definitivo de la vuelta de los cuartos de la Liga de Campeones. Es la ley del mínimo esfuerzo, con muchos jugadores que no serán titulares contra el PSG, la mayoría de los cuales regresaban a la titularidad meses después (Ferran, Raphinha, Romeu…). El partido que fue solucionado con un golazo, espectacular, de Joao Felix, una chilena precedida de un penalti cometida a él mismo. 

El Barcelona aguantó la presión que le metió en las horas previas el Madrid y solventó un encuentro que no será recordado por la belleza de su juego. Pero muchas veces no es tan importante enamorar como sacarse de encima un problema para tener la mente despejada para los dos siguientes encuentros, que serán a cara o cruz. Una derrota te dejará fuera de la competición; una victoria te mantendrá en liza y con aspiraciones a llevarse el título final. Ya sea en la Liga como en la Champions.

Ganar partidos así, como el que ganó el Barça en Cádiz, tiene mucho mérito porque demuestra que el equipo es entero y que, pese a las circunstancias, sabe competir. Es una característica que este equipo había perdido últimamente, pero que va recuperando. Su remontada contra el PSG fue una buena señal. En el Nuevo Mirandilla se apreció una segunda. Ahora que todo se confirme esta semana.

 

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