Son casi las 11 de la noche en Venecia y Adriano Pedrosa no puede contener el bostezo. Aún tiene que hacer otra entrevista más por Zoom. “Todavía no pude ver el pabellón argentino”, confiesa a LA NACION el primer latinoamericano en ocupar el codiciado puesto de curador de la 60ª Bienal de Venecia, tras una semana muy intensa de inauguración para invitados especiales, antes de que abriera al público el sábado.

Bajo el título “Extranjeros en todas partes”, el brasileño procuró ser inclusivo y dar lugar a muchos artistas de varios países del Sur Global que participan por primera vez. Entre ellos el nuestro, que suma al envío oficial de Luciana Lamothe otros 16 elegidos por él para las muestras centrales.

-¿Cuántos viajes hiciste a la Argentina para seleccionar a los 16 artistas de nuestro país para esta edición de la bienal?

-Este año fui dos veces, pero voy a la Argentina desde fines de los 90. Soy incluso miembro del Comité Científico Artístico de Malba. Entonces ya conozco la escena argentina desde hace mucho.

-¿Y qué opinás sobre la escena artística argentina?

-Es diversa, plural, compleja. Es difícil hacer un juicio.

-Y la obra de la Chola Poblete específicamente, cómo la conociste?

-Unas curadoras argentinas me indicaron algunos artistas, no recuerdo cuál fue. Tenía interés en artistas indígenas, artistas queer. Y La Chola era una opción bastante obvia.

-¿Es la primera artistas trans premiada en la bienal?

-Sí, ganó una mención especial.

-¿Qué opinás sobre su obra?

-Es una obra muy contundente, muy importante. Me parece genial.

-En la conferencia de prensa de apertura de la bienal dijiste que sos queer y que muchas veces te sentiste extranjero. ¿Qué efectos te parece que va a tener esta edición de la bienal sobre aquellos que se sienten outsiders?

-Yo no sé si esas cosas cambian de un momento para otro. Pero me parece que en este momento muchas personas, muchos artistas, se están sintiendo más acogidos, incluidos. Mucha gente me escribió para decirme que se había sentido más abrazada. Muchos latinoamericanos, africanos, asiáticos, queers, indígenas. Los gringos no comentaron eso. La bienal siempre fue territorio de los europeos y los gringos.

-¿Es la primera vez que una obra de Frida Kahlo se exhibe en la bienal?

-Sí, es la primera vez.

-¿Por qué creés que pasó tanto tiempo?

-A veces hay algunas lagunas de la bienal. Diego Rivera, por otro lado, participó varias veces. Hicimos esa investigación: tenemos un listado de los artistas y estoy siempre mirando para ver, pensando estratégicamente, qué artistas pueden participar de la bienal por primera vez y cómo eso puede cambiar la percepción de su obra, de su trabajo. La selección argentina tiene algo interesante, porque por un lado tenemos artistas bien conocidos, canónicos casi dentro de la escena argentina como Pettoruti, por ejemplo. Pero por otro lado tienes a algunos artistas como Martorell, que no es tan conocida, o Kazuya Sakai y Kim Yun Shin. Ella es totalmente outsider.

-Es la primera vez que hay tantos argentinos en una edición de la bienal, ¿no?

-Es la primera vez que hay tantos argentinos, colombianos, sudafricanos, egipcios, iraquíes, indios, filipinos, brasileños, guatemaltecos, turcos, libaneses, mexicanos, peruanos… Fue el enfoque en este Sur Global.

-¿Y qué impacto creés que va a tener eso a nivel global, después de la bienal para el arte latinoamericano?

-Creo que cada vez hay más reconocimiento. No sé exactamente cuáles artistas van a ser más reconocidos. Me parece que, dentro de la escena local, ahora la obra de Sakai y Martorell se reposiciona.

-Durante la bienal, los primeros días se anunciaron varias ventas de obras exhibidas. ¿Creés que las bienales se están convirtiendo en ferias encubiertas, donde también se vende?

-Pienso que no. No todos los artistas tienen representación de galerías. Pero si hay artistas que tienen representación de galerías, las galerías sí intentan vender las obras. Eso pasa.

-¿Y qué opinás sobre ese vínculo de una bienal con el mercado?

-No es algo que me interese, pero tampoco me opongo. Porque los artistas que no tienen galería quieren tener galería para poder vender su trabajo y vivir se eso. Para esos artistas que ya tienen galería y venden su trabajo, debe ser bueno. Pero cuando se torna algo muy especulativo, no me parece saludable. Es un tema que corre en forma paralela. Yo no estoy seleccionando artistas porque tengan o no galería.

-¿Por qué elegiste a Anna María Maiolino y a Nil Yalter para otorgarles el León de Oro a la trayectoria?

-Son dos artistas inmigrantes. Una salió de Europa y fue para América Latina, del Hemisferio Norte al Sur, y la otra hizo lo contrario, de Turquía para París. Son dos artistas geniales, cada una a su manera. Las dos participan por primera vez en la bienal. Para mí es un honor poder introducir dos grandes artistas, sobre todo una italiana, Maiolino, que participa por primera vez. Las dos con doble presencia, tanto en el núcleo contemporáneo como en el histórico, haciendo un trabajo nuevo en el caso de Maiolino y un trabajo reconfigurado en el de Yalter. Son dos artistas senior que merecen este reconocimiento.

-¿Qué pensás sobre el pabellón argentino?

-No lo vi todavía. La primera semana estuve bastante enfocado en entrevistas, inauguraciones, citas con varias persones… Recién hoy, lunes, después de una semana, empecé a mirar [bosteza] los primeros pabellones en los Giardini. No llegué todavía a los del Arsenale. Voy a ir en los próximos días.

 

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