LIMA (El Comercio / GDA).– La sexualidad es un aspecto fundamental de la experiencia humana; sin embargo, continúa siendo un tabú en la sociedad, y está rodeada de estigmas y mitos que muchas veces son el producto de una educación sexual prácticamente inexistente.

Sin duda, esto puede ocasionar que ciertos temas que influyen directamente en el bienestar sexual sean ignorados y malinterpretados, como es el caso de las adicciones sexuales. En general, estas son el resultado de un patrón mal adaptativo sobre el deseo y la actividad sexual, las cuales originan una necesidad incontrolable por satisfacer el placer sexual.

Como señaló Geraldine Salazar Vargas, especialista en terapia sexual, esto trae una gran dificultad para establecer un vínculo afectivo, un acercamiento social y todo lo relacionado al involucramiento socio sexual en una persona, además de producir estrés, ansiedad e incluso vergüenza sobre la propia sexualidad.

Dentro de las adicciones sexuales más comunes se encuentran: el cibersexo, el consumo compulsivo de pornografía, la promiscuidad, el exhibicionismo y una serie de conductas de riesgo (parafilias), las cuales tienen como objetivo principal obtener placer, detalló la especialista en terapia sexual y de pareja.

Si bien las causas exactas de las adicciones sexuales aún no se comprenden completamente, estas pueden ser el resultado de una combinación de los siguientes factores:

◗ Biológicos: se ha sugerido que ciertas características como desequilibrios en los neurotransmisores como la dopamina, la serotonina y la norepinefrina, pueden influir en la predisposición a desarrollar adicciones sexuales.

◗ Psicológicos: traumas, trastornos de ansiedad, depresión u otras patologías mentales pueden hacer que las personas recurran al comportamiento sexual compulsivo como una forma de hacer frente a emociones difíciles o experiencias dolorosas.

◗ Sociales y ambientales: el entorno en el que una persona crece y vive puede desempeñar un papel importante en el desarrollo de una adicción sexual. Por ejemplo, el acceso fácil a la pornografía en línea, la influencia de amigos o familiares con comportamientos sexuales problemáticos y la exposición a experiencias sexuales tempranas o inapropiadas pueden contribuir a una serie de patrones de comportamiento sexual compulsivo.

Tipos y tratamientos

Las adicciones sexuales suelen ser más comunes en los hombres, pues en parte esto se atribuye al aspecto hormonal, dado que se asocia el deseo y la libido a la testosterona, producida principalmente por los varones. Sin embargo, estos comportamientos pueden afectar a personas de todos los géneros.

Definitivamente, las adicciones sexuales causan un impacto psicológico y emocional significativo en la vida de las personas, ya que pueden experimentar sentimientos intensos de culpa y vergüenza relacionados con sus comportamientos compulsivos.

“Igualmente, logran afectar las relaciones personales, tanto íntimas como familiares e incluso el sentimiento de vergüenza constante o el dedicar una cantidad excesiva de tiempo y energía a estos comportamientos sexuales compulsivos, conduce a la persona a un aislamiento social”, advirtió Salazar Vargas.

Los tratamientos más comunes para abordar las adicciones sexuales son:

◗ Terapia cognitivo-conductual (TCC): es uno de los enfoques terapéuticos más comunes y efectivos para tratar las adicciones sexuales. En concreto, se centra en identificar y cambiar patrones de pensamiento disfuncionales y comportamientos problemáticos asociados con la adicción sexual. La TCC puede ayudar a la persona a desarrollar habilidades para resistir los impulsos sexuales compulsivos, manejar la ansiedad y el estrés, así como establecer metas realistas para el cambio.

◗ Terapia de pareja: cuando la adicción sexual ha afectado las relaciones, la terapia de pareja puede ser útil para abordar los problemas de comunicación, reconstruir la confianza y la intimidad y desarrollar estrategias conjuntas para manejar la adicción.

◗ Medicación: en algunos casos, se pueden recetar medicamentos para tratar síntomas específicos asociados con la adicción sexual, como la ansiedad, la depresión o los trastornos del estado de ánimo. No obstante, la medicación generalmente se utiliza como parte de un enfoque de tratamiento integral, el cual incluye terapia y apoyo continuo.

“No hay un método único de tratamiento que funcione para todas las personas, por lo que es necesario probar con diferentes estrategias y combinar varios enfoques terapéuticos”, destacan los especialistas.

El proceso requiere de un trabajo farmacológico y psicológico que aplaque la ansiedad y la angustia. Es esencial ofrecer técnicas que ayuden a reorientar el placer a fin de encontrar maneras más saludables de ajustar sus vidas y relaciones.

 

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