Ayer se confirmó -por enésima vez-, que la justicia no es igual para todos. Que si eres rico, puedes hacer lo que quieras, que saldrás de ello. Que los hombres poderosos pueden comprar su libertad. Que sí tiene precio. ¿Cuánto vale arruinar la vida de una persona? Un millón de euros, por ejemplo.

Sí, estoy hablando de Dani Alves y de que, cuando consiga abonar ese millón -no olvidemos que su fortuna está estimada en unos 55 millones y esa cifra no supone ni un dos por ciento de su patrimonio-, podrá salir a la calle con libertad provisional, a pesar de que fue condenado a cuatro años y medio -solo- de cárcel aunque la Audiencia de Barcelona consideró probado que el futbolista agredió sexualmente a una joven el 30 de diciembre de 2022 y que además hubo “uso de la violencia”.

Estará en la calle después de haber cambiado cinco veces de versión, de que su entorno más cercano haya publicado datos personales de la víctima, y de que el brasileño no haya mostrado ni una pizca de arrepentimiento ni haya pedido perdón. Solo habrá sacado la cartera. Una muestra más de la violencia sistemática contra las mujeres. ¿Dónde queda nuestra seguridad? Es curioso que esto suceda el mismo día en el que sale otra noticia, en ARA, titulada: «Cuatro víctimas en 48 horas: la violencia machista tiñe la semana de negro».

Me permito hablar de ello en un medio deportivo porque, en primer lugar, Dani Alves es una de las mayores leyendas del fútbol y del Barça. Y, en segundo lugar, porque este caso dibuja un precedente -uno más- muy peligroso. Y el mensaje es todavía peor.

Una de las frases que más me gustan sobre el fútbol es de John Carlin. “Es una herramienta capaz de mover el mundo más que cualquier otra. Más, incluso, que la religión”, dice el célebre escritor y periodista. Solo si la utilizamos bien y con responsabilidad podremos avanzar como sociedad. 

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Los -y ahora las- futbolistas son referentes para muchísima gente, especialmente para niños. Su comportamiento y su actitud influye en el desarrollo de su personalidad. Y con la fama, el dinero y el éxito va implícita una responsabilidad social de la que carecen muchos de ellos. Cuando salió esta noticia de Alves me acordé de Memphis Depay, que esta semana, precisamente, ha vuelto a hablar del tema.

En julio dedicó una publicación en sus redes sociales a Benjamin Mendy, que fue absuelto de los cargos de violación y quedó en libertad plena tras haberse enfrentado a cinco acusaciones diferentes, porque no había suficientes pruebas para inculparlo. Varios futbolistas le dieron ‘me gusta’ a la publicación. Y hace dos días mostró su respaldo público a Alves, aunque “no apoye todo lo que hagan” sus “amigos”.

¿Dónde estaban los futbolistas cuando lo de Jenni Hermoso y Rubiales? Solo se pronunciaron los de siempre: Borja Iglesias, Bellerín, Ruibal, Sergi Roberto, De Gea, Isco… Me llaman ‘pesada’ con todo este tema. Y yo respondo que ojalá algún día pueda dejar de serlo

 

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