El descanso es clave para el buen funcionamiento del organismo, restaura nuestro cuerpo y nos permite desempeñar las tareas diarias de cada día. Pero conciliar el sueño no es una tarea fácil de lograr y no todos pueden dormir bien.
Según el último informe sobre la Salud Mental de la población argentina realizado por el Observatorio de Psicología Social de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en el año 2023, el 75,95% de los argentinos padece alteraciones del sueño de algún tipo.
Son muchos los factores que influyen en garantizar el sueño y, entre ellos, la temperatura del ambiente juega un rol clave. Según datos de la Sleep Foundation, la mejor temperatura ambiente para dormir es de aproximadamente 18,3ºC. Esto puede variar unos grados de una persona a otra, pero la mayoría de los médicos recomiendan mantener una temperatura de entre 15,6ºC y 20ºC para dormir más cómodamente.
Una gran aliada
A la hora de lograr una óptima temperatura para descansar bien, la aislación térmica eficiente puede ser una gran aliada. Ayuda a mantener la vivienda y los ambientes aislados del exterior, y, además, evita generar grandes gastos en climatización.
Según la Asociación Nacional de Industrias de Materiales Aislantes (ANDIMA), el 50% del consumo de energía en los hogares de la Argentina se lo lleva la climatización de los ambientes. Es decir que, en promedio, la mitad de lo que cada usuario consume de energía se debe a refrigerar o calefaccionar la casa.
La aislación térmica eficiente de las casas ayuda a evitar tres de los mayores males que pueden tener estas edificaciones: temperaturas extremas, la humedad y la condensación. En este sentido, puede evitar problemas de salud como trastornos del sueño, problemas respiratorios, irritación de mucosa, afecciones cutáneas y dolores de cabeza.
En cuanto a los beneficios económicos, la aislación térmica eficiente permite ahorrar hasta un 35% en el consumo de energía y hasta un 70% en las facturas sobre la luz y el gas consumidos para climatizar un hogar. “Cumple un rol clave para garantizar estos niveles de confort en los hogares aislándonos del clima exterior, garantizando el mínimo uso de energía de calefacción o refrigeración y mejorando nuestra salud”, señala Pablo Messineo, director de ANDIMA.
Otros consejos para lograr un buen descanso
1) Los colores del cuarto
Los tonos de las paredes del dormitorio también pueden jugar un rol muy importante a la hora de garantizar el descanso. El color de una pared no sólo produce sensaciones, sino algo más profundo que son las emociones. Es importante considerar el uso y la actividad a la que se quiere destinar cada espacio, para elegir el mejor color y lograr los efectos deseados.
En el caso de lugares que se usarán para descansar, como los dormitorios o un play room, la psicóloga Bárbara Ayub (MN 57307) del equipo Psicointegral recomienda utilizar los colores más fríos. Son espacios donde “queremos generar sensaciones relacionadas con la calma, la paz y la serenidad” explica Fátima Bandeira, diseñadora de interiores, fundadora de FA Interiores y, en su caso, sugiere colores más suaves, neutros, relacionados con los colores de la naturaleza (beige, arena, terrosos, verdes, azules).
2) Líneas horizontales
Una forma de darle una sensación de estabilidad y calma a tu habitación es usar líneas horizontales. Esto podría ser en forma de rayas o una alfombra de forma cuadrada o rectangular. Incluso las obras de arte, colocadas en modo horizontal en lugar de vertical, pueden tener un efecto relajante.
3) La tecnología: afuera
Esta es, quizás, uno de los consejos más difíciles de cumplir porque ya es un hábito muy arraigado tener televisión en la habitación o celular en la mesa de luz. Pero es preferible evitar artículos cargados como televisores, computadoras y teléfonos inteligentes en el dormitorio.
En este caso, los adolescentes pueden ser de los primeros afectados. Una investigación liderada por el doctor Daniel Pérez Chada, profesor de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral y consultor del Servicio de Neumonología del Hospital Universitario Austral, demostró que el uso de pantallas entre adolescentes afecta el sueño nocturno, la somnolencia diurna y el rendimiento académico. En este sentido, es importante cuidar la relación y utilización que tenemos con ellos.
