Un macabro crimen mantiene en vilo a los vecinos de la calle Aranguren al 1600, en el barrio porteño de Caballito. Este miércoles por la tarde un hombre encontró a su padre 73 muerto cuyo cuerpo estaba descuartizado. Por el crimen fue detenido el hjio menor de la víctima tras admitir espontáneamente que fue el autor del parricidio, informaron fuentes policiales a LA NACION.

Ante un llamado al 911, personal de la Comisaría Vecinal 6 A de la Policía de la Ciudad llegó hasta el domicilio ubicado en Aranguren, entre Seguí y Morelos. Allí un hombre de 46 años contó a los oficiales que luego de unos días de no poder comunicarse con su padre, fue hasta su casa y encontró el cuerpo desmembrado dentro de una valija y la cabeza sobre la mesa. Junto de las distintas partes del cadáver, estaban los elementos utilizados para la disección: dos cuchillos y una sierra.

El hombre también declaró que cuando salió del departamento se encontró con su hermano menor, de 20 años. Durante el desarrollo del procedimiento policial, el menor de los hermanos confesó de manera espontánea que fue él el autor del crimen. Durante su declaración, el parricida dijo que  estaba “enojado” y que “no podía dormir” con lo que le hizo a su progenitor.

Ante la confesión del joven, la Fiscalía dispuso la consulta con el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional 21, a cargo del Dr. Marcos Andrés Fernández, Secretaría 165 del Dr. Fernando Pedro Rinaldi y ordenó su detención y el retiro del cuerpo.

Luego de las pesquisas, los investigadores estimaron que el cuerpo fue desmembrado en la bañadera. Luego el asesino puso las piernas y el torso con brazos en la valija, y dejó la cabeza en una mesa.

Los efectivos notaron que el autor del crimen habría intentado cavar un pozo en el fondo del edificio, aunque desistió pero dejó la pala sucia con barro.

Otro hecho similar

En enero de este año, un hombre murió tras ser atacado por su hijo en Los Polvorines, en el municipio de Malvinas Argentinas. “Una voz me ordenó que matara a mi padre”, así confesaba el homicidio Diego Iocca, de 27 años. El joven contó entonces que había “rematado” a su padre con un martillo, herramienta que fue secuestrada en la escena del crimen, porque se habría negado a darle dinero.

Las fuentes judiciales citadas por la agencia Télam explicaron que el imputado “estaba internado en un centro de salud mental y podía salir los fines de semana para ir a su casa”. Fue la esposa de Eduardo y madre de Diego quien encontró a su pareja fallecida cuando regresó del trabajo.

 

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