Aviso para empezar. Todos aquellos que vivan mal el fenómeno del cruyffismo pueden cerrar el periódico, el teléfono, el ordenador, la tablet o lo que ustedes tengan entre sus manos. No pierdan el tiempo. El resto, para los que viven el cruyffismo de manera desacomplejada, adelante.

Ya ocho años sin Cruyff. El pasado domingo, sin fútbol de primera división, fue un buen día para recordar su figura. Las redes se llenaron de fotografías de gente anónima con Johan que, por cierto, año tras año sacan a relucir con orgullo. Es bonito comprobar la transversalidad del fenómeno y la felicidad que produce recordar su figura. En los santuarios tradicionales, mucha actividad.

En Sitges, la Agrupación de Veteranos -la única autorizada de por vida para llevar en el pecho de sus camisetas el logo de la Fundación Johan Cruyff-, comandada por los incansables Jaume Bou y Toni Llorià, celebraron el tradicional homenaje jugando un partido de fútbol, por cierto, con Eusebio Sacristán sobre el césped. En Santa Coloma, la Penya Johan de Antonio Martín y compañía no falló en su cita, como tampoco Francesc Llobet, alcalde de Vallfogona de Riucorb, el primer pueblo con calle Johan Cruyff. Pronto dejará de ser el único.

Barcelona tendrá que esperar un poco más, pero la tendrá. Y, por supuesto, emoción máxima en El Montanyà, con ese ramo de catorce tulipanes naranjas que Josep Font, gran amigo de la familia, deja cada año en la puerta de la casa donde descansa el genio. Actitudes gratificantes para Danny, Chantal, Susila, Jordi y la amplia familia Cruyff. También para sus amigos que, aunque pasan los años, siguen viviendo mal este día.

Y es que algunos sienten que el mundo, desde aquel 24 de marzo de 2016, es menos divertido. Y no nos olvidamos de su Fundación, su gran orgullo. Si usted vive bien en el cruyffismo ahora tiene la oportunidad de sumarse al nuevo proyecto ‘Team14’: bájese la aplicación, colabore con la causa y, sobre todo, salga y disfrute.

¿Y el Barça? En fin, resumiendo mucho, podríamos decir que sin Johan es mucho menos Barça porque justamente en este complejo momento de la historia su consejo hubiera sido muy necesario. Sería bueno escucharle hablar del momento del club, de números y tochos, de Lamine y Cubarsí, del PSG de Luis Enrique -con Mbappé a punto de fichar por el Real Madrid-, de la obra de Guardiola en Manchester y de todo, porque él opinaba de todo.

Es evidente que no era infalible pero al presidente Laporta le vendría bien su opinión simplificadora, por ejemplo, para ayudarle a encontrar al sustituto de su entrenador. O quizás no hubiera hecho falta si los consejos de Cruyff hubieran acompañado la trayectoria del técnico de Terrassa. Uno puede imaginarse que, con Johan vivo, Xavi le hubiera hecho de caddie en algún campo de golf o le hubiera visitado en su barcelonesa casa blanca para ser un poco más sabio.

 

 

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