“Paro cardio respiratorio súbito”, suscribió en el “acta de constatación de óbito” el médico que el 23 de febrero pasado llegó al country La Delfina, en Pilar, en la ambulancia de Vittal, una empresa de emergencias médicas y revisó el cuerpo de Roberto Eduardo Wolfenson Band. Pero al ingeniero de 71 años lo habían asesinado. Lo asfixiaron con una tanza o soga fina.

En las últimas horas, el fiscal Germán Camafreita, a cargo de la investigación del homicidio ocurrido en La Delfina, denunció al médico Gustavo Ermindo Mejía López ante la posibilidad de que haya cometido un delito de acción pública.

Así lo informaron a LA NACION calificadas fuentes judiciales. Se trata del segundo médico denunciado en el marco de la investigación del homicidio de Wolfenson Band. Camafreita ya había solicitado que se investigue el accionar del Marcelo Rodrigué, médico de la Policía Científica de San Isidro que había sostenido que el ingeniero había fallecido como consecuencia de un infarto de miocardio.

El error en la ”constatación de óbito” no fue la única irregularidad que detectaron los investigadores. Para ingresar en La Delfina, ante la guardia de seguridad, dijo llamarse Javier, que sería el nombre de su hermano, agregaron las fuentes consultadas

“Además, en el sistema de Vittal para hacer el informe interno se logueó con el nombre y usuario del médico que estaba de guardia. En la constatación de óbito puso su sello con su número de matrícula”, explicaron fuentes judiciales.

Hay otras cuestiones que también llamaron la atención de los investigadores del homicidio de Wolfenson Band: en la citada constatación de óbito, Mejía López hizo referencia a antecedentes médicos de la víctima.

“Más que una constatación de óbito parecía un resumen de historia clínica. ¿Cómo, un médico de emergencias médicas, podía conocer los antecedentes clínicos de una persona que no era su paciente?”, se preguntó un investigador.

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