Cuando dan a luz a sus cachorros, las leonas se separan de la manada para proteger a las crías. Durante los primeros días de vida, los pequeños son demasiado vulnerables ante el resto de individuos de la manada, que podrían herirlos en la convivencia.

Las leonas, durante su tiempo fuera de la manada, cambian, después de dar a luz, su ubicación cada cierto tiempo, trasladando con ellas a sus crías, una por una, con el fin de que los depredadores no las localicen.

Así, las madres avanzan por la sabana, a un ritmo constante pero sin pausa, hasta que encuentran un lugar que consideran lo suficiente seguro para dejar a la cría sola. Luego, se marchan a buscar a la siguiente de la camada; y así hasta desplazar a todas a la nueva guarida. Si nos cruzamos con este momento, ¿cómo realizamos la fotografía?

Lo primero -y más importante- es que te mantengas a una distancia de seguridad: no queremos molestar a la mamá ni tampoco interferir en su labor. Para ello, nos resultará ideal emplear un objetivo como el 600 milímetros, que nos posibilita mantenernos alejados.

También es esencial que te fijes en la luz: su importancia es vital para esta fotografía. En este caso, una iluminación suave entra por la izquierda de la toma y dejamos sobrexpuesta a +1/3 la medición de la luz para que los ojos de la leona no queden demasiado oscuros

Asimismo, como el sujeto está en movimiento constante, configuraremos el ISO a 1200, para poder reducir la velocidad de obturación a 1/1600 segundos. Esta es suficiente para el andar de la leona, para sus parones y para nuestra respiración, que también puede trepidar la imagen.

Los datos de la toma son ISO 1200; f/4; 1/1600 seg; distancia focal 600 mm; cámara Sony A1; lente fija Sony FE 600 mm f4 GM OSS

Gracias a la lente fija, diafragmando a f/4, podemos captar esa luz suave que se filtra en el pelaje de la leona y además, nos permitirá desenfocar el fondo, lo que hará que el sujeto sobresalga de la imagen y cobre el protagonismo que se merece. 

En cuanto a la composición de la imagen, esta es claramente vertical, por la posición del pequeño león en la boca de la madre. Tendrás que prestar mucha atención de no cortar en el encuadre el rabo de la cría, y esperar al momento justo para disparar la cámara.

Hazlo justo en el instante en el que la leona se detenga y levante la vista para vigilar el horizonte. Aunque la hembra no nos mire a nosotros, se congela en la imagen la potencia de las leonas que vigilan y protegen a sus crías, con toda la potencia de su contacto visual. Lo más útil para estos casos es emplear el disparo en ráfaga. 

Y con esto, lo tienes todo. Y sobre la leona, bueno, ella no volverá a andar con la manada hasta que la camada no cumpla los dos meses, y aún después de eso, es necesario que la madre considere a los cachorros lo suficiente grandes y fuertes como para no ser vulnerables en la manada.

Durante esta etapa, además, las leonas tienen que cazar solas para tener suficiente leche, dejando a los cachorros solos en la guarida durante este tiempo… A pesar de los peligros que conlleva.

 

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