Un estudio publicado por el Instituto de Métricas y Evaluación de Salud de la Universidad de Washington plantea un escenario desolador para la humanidad. La población mundial se enfrenta a un futuro marcado por una disminución de la natalidad sin precedentes.

Ya para el año 2050 se prevé que alrededor del 75% de los países de todo el mundo sufran tasas de fertilidad tan bajas, que será imposible mantener el tamaño poblacional que tengan en ese momento.

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El declive, sin embargo, se intensificará de cara a 2100, año en el que el 97% de los países se encontrarán en esta situación en la que la baja natalidad será superada por la mortalidad. Es decir, la población mundial comenzará a descender, al menos de forma temporal, hasta que se revierta este ciclo.

España, como ejemplo paradigmático de este fenómeno, muestra una caída pronunciada en su tasa de natalidad. Proyectada a 1,23 hijos por mujer para el año 2050, el país ibérico refleja una realidad que se repite en muchos otros lugares del mundo. Este descenso en la tasa de natalidad plantea desafíos significativos en términos de sostenibilidad económica, estabilidad demográfica y bienestar social, lo que exige una respuesta coordinada y proactiva por parte de las autoridades.

Los expertos en natalidad avisan acerca de las consecuencias que tendrá esta tendencia a la baja de la natalidad, que no afectarán únicamente a la demografía. Y es que los sociólogos consideran que una disminución poblacional también causará problemas en la economía, en la salud, en el medioambiente y en la geopolítica.

 

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