La violencia y el delito interrumpieron de un modo impactante un Vía Crucis en el barrio de Villa Palito, en La Matanza. La celebración que realizaban adolescentes en una plaza terminó abruptamente, a raíz de una persecución policial a delincuentes a pocos metros del lugar, lo que provocó un desbordde generalizado y la huida desesperada de los vecinos que asistían a la representación.

Los jóvenes que representaban la escena en que Jesús es arrestado y se pone en evidencia la traición de Judas, comenzaron a escucharse las sirenas de la policía y corridas por la huida de los delincuentes, como quedó registrado en imágenes que se difundieron por las redes sociales. Incluso, se escuchan en los videos algunos disparos.

El obispo de San Justo, monseñor Eduardo Héctor García, expresó en un comunicado la preocupación por los hechos de violencia y la ola de inseguridad que afecta especialmente a los barrios vulnerables y el riesgo de que un sector de la población decida “hacer justicia por mano propia”.

“¿Hasta cuándo? Si no hay respuestas que abran horizontes corremos el riesgo de que la comunidad, que las familias de todos aquellos que buscan una vida buena y digna decidan hacer justicia por sus propias manos, y que el cansancio de los buenos lleve a una guerra entre hermanos, una guerra entre pobres”.

En el comunicado, el obispo recordó el asesinato de un colectivero en La Matanza, a lo que siguieron este año la “masacre en una tosquera, el fusilamiento en el barrio de San Petersburgo de varios jóvenes, el reparto de armas como regalo de reyes”.

“Inseguridad, corrupción, narcotráfico y robo express conforman la realidad cotidiana, conviviendo con escenas que estrujan la mirada y el alma, como pibitos de ocho años consumiendo pasta base al borde la avenida Crovara”, describió monseñor García.

El obispo mencionó que en Villa Palito y en el barrio San José de Villegas la comunidad y el Estado abrieron escuelas, clubes, hogares, orquestas. “Pero sigue siendo el lugar en el que se desangra La Matanza. Parece que, por mucho que se haga, nunca es suficiente, porque los Herodes de hoy multiplican la apuesta con más droga, armas y reclutamiento de más soldaditos a bajo costo, cuando la situación económica apremia”.

Y añadió que “a esta realidad, que viene de lejos, la falta de recursos de este momento la ha hecho recrudecer”.

El obispo García describió con dureza la situación que padecen las familias de los barrios vulnerables, dominados por el temor y la inseguridad. “Las acciones esporádicas no alcanzan. Cuando se revienta un bunker; aparecen cinco nuevos con más fuerza y protección. Cuando se desarma una banda, el aprendizaje del robo se diseminó por muchos otros lugares”.

Y añadió: “No se trata de una decisión de seguridad que se limite solamente a agregar más efectivos policiales, se necesita una decisión política abarcativa, fuerte y sostenida en el tiempo, en la cual las acciones no se dilaten por una burocracia social, policial y judicial empastada”.

 

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