El clásico entre Boca y San Lorenzo ya se había empezado a jugar hace días, cuando Diego Martínez y Ruben Darío Insua protagonizaron la conferencia de prensa que organiza la Liga Profesional como previa. Allí, entre sonrisas y opiniones que variaron entre la chicana y la sinceridad, se repasó el último cruce entre ellos: el clásico en el Nuevo Gasómetro, pero con Martínez dirigiendo a Huracán. Aquella tarde, el Globo daba el golpe de manera cómoda desde el juego, pero mientras el por entonces técnico pedía seguir atacando, algunos futbolistas se tendían en el césped acusando molestias y comiéndose minutos. Les jugó en contra: San Lorenzo lo empató agónicamente (1-1). Insua, mediante una consulta que repasó esa jornada durante el jueves, lo echó en cara con la viveza de poner una sonrisa.

Boca y el sueño latente: ganó el clásico, sacó a San Lorenzo de la pelea y la Bombonera lo cargó de energías

Se cruzaron en los bancos de la Bombonera esta tarde de sábado para saludarse y, según trascendió, hubo un mínimo cruce de palabras que habría tocado lo que se expuso en la conferencia. Es decir que, además de la obligación que tenían ambos equipos de sumar los tres puntos para aspirar a infiltrarse entre los mejores cuatro de la Zona B de la Copa de la Liga, en el caso de Boca, y acercarse a ellos, en el caso de San Lorenzo, el habitual clásico picante presentaba también el orgullo de quienes lideran los bancos.

El encuentro fue electrizante, entre el juego y las acciones puntuales que fueron ocurriendo: el penal de Cristian Lema a Adam Bareiro apenas comenzado el duelo, el que no le cobraron a favor al propio zaguero, la ruptura de ligamento cruzado en la rodilla derecha de Lucas Blondel que Boca ya oficializó, los reclamos, las peleas y los goles agónicos con los que el local revirtió el encuentro (Edinson Cavani en el final del primer tiempo y Miguel Merentiel en el epílogo del partido). Cada entrenador parece haber coincidido en el análisis de quién fue mejor.

Cinco minutos se sentó Ruben Insua ante los periodistas; 20 contabilizó Martínez. Toda una muestra de lo que significó en uno y otro. “Fue un partido bien jugado, de ida y vuelta. Tuvo más precisión Boca a la hora de aprovechar las posibilidades que tuvo a favor. Nuestro equipo estuvo competitivo, en el límite de sus posibilidades. Encontramos un buen rival, que tiene los jugadores que tiene, y podés perder. Luchamos hasta el final y hasta tuvimos posibilidades cuando ya estábamos 1-0. Después, los dos equipos intentamos ganar y bueno… Boca acertó sobre el final”, fueron las primeras palabras que entregó el entrenador del “Ciclón”.

Minutos más tarde, en la misma silla estuvo Martínez. “Estamos contentos, satisfechos. Por todos esos condimentos que había, este partido tenía un gran significado para nosotros. Estoy contento porque el equipo sigue mostrando signos de crecimiento: los dos goles para mí son un claro ejemplo”, empieza a convencerse el DT de que su equipo entiende el mensaje. “Sabíamos que íbamos a atacar espacios muy chicos y teníamos que tener paciencia. Pudimos tener situaciones por dentro y por banda. Tuvimos el control. La victoria es justa y merecida”, cerró su análisis.

Si bien se trató de un juego muy disputado, se observó que el anfitrión fue el que más se afirmó en los duelos y ganó esas pequeñas batallas que van marcando un partido. Con un asterisco clave: comenzó el encuentro prácticamente estando en desventaja. “La parte del juego nos interesa mucho, pero también nos interesa cómo trabaja el equipo cuando tiene que recuperar la pelota. Esa voracidad la tratamos de transmitir y los muchachos la están llevando muy bien. Son muestras que nos hacen sentir de que vamos por el buen camino”, amplió el director técnico boquense.

“Nosotros teníamos el partido controlado. De hecho, el primer gol de Boca es en el final del primer tiempo. Tuvimos situaciones claras que no supimos concretar y lo mismo pasó en el segundo período. El equipo fue competitivo. En el desarrollo del juego, San Lorenzo jugó ordenado. Pusimos gente con manejo de la pelota e intentamos ganar los duelos individuales en campo contrario: en algunos momentos lo pudimos hacer y en otros no porque el rival tampoco lo permitió”, reconoció Insua. Luego, se explayó sobre la actitud: “Lo que más me interesaba hoy del partido, más allá de la derrota, era la entrega, el esfuerzo y el espíritu de lucha. El equipo entregó todo lo que pudo, pero no nos alcanzó para obtener el resultado que vinimos a buscar”.

El “Gallego” empezó a visualizar el encuentro que tendrá el miércoles ante Palmeiras, en Bajo Flores, por el debut de la Copa Libertadores. “Uno por supuesto que está triste por perder, pero tenemos que mirar adelante. Es el inicio de la Copa y de local. Tenemos que tener una localía muy fuerte porque es desgastante, son seis partidos que tenés que jugar en el grupo”, empezó a exigir desde los micrófonos la importancia de sacar los nueve puntos en el estadio Pedro Bidegain. Y llevó tranquilidad por las molestias que surgieron en el partido: “Salvo algunos golpes menores, como el tema de Bareiro, al que se le acalambraron los gemelos, no pasó nada importante. Tenemos cuatro días para prepararnos y recuperar el esfuerzo, que fue muy bueno. El rival juega este domingo, así que llegamos prácticamente igual en el desgaste”.

Por su parte, Diego Martínez debió poner mala cara cuando tuvo que explicar las bajas que hubo durante el partido: Boca ya hizo oficial que Lucas Blondel sufrió un esguince de rodilla derecha con ruptura del ligamento cruzado anterior. “Lo de Cavani (no salió al segundo tiempo) es solamente una sobrecarga muscular. En el entretiempo nos dijo que iba a volver, pero entendimos que lo mejor era que saliera. A partir de hoy empezamos con la historia del viaje a Potosí (enfrenta el miércoles a Nacional, de Bolívia, por el debut en la Copa Sudamericana) y ver si dosificamos cargas porque es un viaje complejo. En cuanto a Lucas, es una tristeza muy grande. Está muy triste él y sus compañeros también. Yo lo conozco mucho a él y le tengo un aprecio especial, pero es un chico muy querido dentro del plantel”, se lamentó por lo sucedido en el primer tiempo con el lateral que también supo dirigir en Tigre.

No obstante, más allá de los nombres que elige desde el inicio, Martínez empieza a tener una sensación positiva: la construcción de la identidad y la conducta del grupo. Más con un triunfo de semejante calibre y forma. “No somos tontos y sabemos que una victoria así la disfrutamos más. La gente que ingreso del banco nos ayudó. No porque los que salieron lo hicieran mal, pero el equipo se sintió ayudado por ellos”, inició comentando el placer que le genera que todos sumen.

Dio la clave: “Estamos bastante encima del que no juega, sabiendo respetar los momentos: el que está afuera siempre está enojado y hay momentos en los que no tiene ganas de hablar. Desde el primer día, el grupo nos recibió muy bien. Quizás por nuestro pasado en el club como formadores: el jugador sabe quién viene. No sé en qué nivel está nuestra comunicación y el convencimiento de ellos, habría que preguntarles a los muchachos cómo están, pero tengo buenas sensaciones. Igual, esto no termina nunca, es un desafío apasionante estar a la altura de estos jugadores. Del que juega, sobre todo del que no juega. Es determinante para nuestro proceso. Ojalá ellos tengan la misma sensación que nosotros”, dio su parecer acerca del manejo del grupo que implementa día a día en el predio de Ezeiza.

“Tenemos un margen importante para seguir creciendo. Es un proceso que necesita tiempo, pero van apareciendo cosas que nos identifican. Les decía a los chicos en el vestuario que hoy fue justo el fútbol. Tuvimos algunos minutos de confusión hasta que entendimos que el camino era por el lado de la paciencia y de buscar esos espacios pequeños. El gol de Edi [Cavani] es hermoso por la finalización, pero también por la búsqueda. Nos genera felicidad que el mensaje de uno lo tomen como propio y lo puedan llevar adelante”, completó el entrenador. Muy conforme.

Por último, no esquivó la consulta sobre lo sucedido en la conferencia de prensa del jueves. “Entiendo que lo que dijo fue buscando algo descontracturante, porque no considero ni comparto que nuestros equipos tengan eso que dijo. Mis equipos no buscan hacer tiempo. Con Huracán, en el último clásico, jugamos mejor que ellos. Incluso, el empate que consiguieron ese día viene de una falta que no cobraron. Pero entiendo que Ruben lo usó para descontracturar, no quiero hablar mal de él”.

Y explicó que el efusivo grito tras el gol de Cavani (se leyó un “¡Vamos, carajo!”, con puño apretado y saltando a la cancha) no tuvo nada que ver con aquello. “Me gustó mucho el gol. Trato de pensar cada cosa para decir bien lo que pienso y no herir susceptibilidades, pero fue el desahogo de un clásico que tenía un montón de condimentos. Hoy estamos dentro del objetivo que nos trazamos en este torneo y el miércoles comenzamos una nueva historia en la Copa Sudamericana. Como siempre decimos, este partido era el más importante”.

 

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