A pesar de que el proyecto sobre la futura ampliación del aeropuerto del Prat se dejó a un lado, lo cierto es que nunca ha dejado de ser un tema destacado en las agendas de políticos y grandes empresarios catalanes.
Y es que ya en el último Plan Estratégico presentado por el Comité de Desarrollo de Rutas Aéreas de Barcelons (CDRA), se ha señalado el objetivo de aumentar las rutas intercontinentales en el Aeropuerto de El Prat para los próximos años.
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Lograr este objetivo es complicado, ya que la infraestructura barcelonesa cuenta con un problema: carece de pistas largas. Y es que para este tipo de vuelos, es fundamental que los aviones alcancen los 250 kilómetros antes del despegue.
Una de las posibles soluciones es la ampliación de la infraestructura, pero se plantea otra pregunta: ¿cuál es la mejor forma para hacerlo? Una de las opciones más controversiales es la construcción de una pista sobre el mar.
Joaquim Coello, ingeniero impulsor de este proyecto, tiene la idea de construir una pista de 3.500 metros sobre una plataforma de hormigón asentada sobre pilares y elevada unos 10 metros sobre el nivel del mar.
Esto permitiría aumentar las rutas comerciales, pero, a su vez, empeoraría la gestión aeroportuaria, según indica Lluís Moreno, presidente de la comisión de Foment del Treball. Y es que el hecho de construir una pista lejos de las instalaciones aeroportuarias conllevaría más tiempo para despegar, ya que el avión tardaría más en llegar a pista.
Además, otra de las cuestiones por las que se ha rechazado este proyecto es por el impacto medioambiental. Jaoquim Coello asegura que es una «buena solución técnica y respetuosa con el medio ambiente», pero las plataformas ecologistas e incluso el presidente de la comisión de Foment destinada a esclarecer esta cuestión, no están tan de acuerdo.
Esta zona está catalogada como una Zona de Especial Protección para las Aves y además los expertos consideran que la plataforma «tendría un enorme impacto sobre la zona marítima». Además de estos factores, existe el coste económico. Y es que Foment estima que la inversión alcanzaría los 4.000 o 5.000 millones.
