Hace dos años, Amy Gruenhut tuvo una infección cerebral, casi mortal, que la dejó en coma durante dos semanas. Desde entonces, pasó de volver a aprender a comer, hablar y caminar nuevamente a correr cuatro maratones.

Hasta que tuvo el problema de salud, la Sra. Gruenhut era una corredora ocasional, pero volver a los senderos del Central Park después de haber salido del hospital, dijo que se sintió como un regreso a la vida misma.

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Mejorar requería paciencia y fuerza de voluntad, dos cualidades que parecían casi sobrehumanas. Pero al igual que todo el mundo, había días que a la Sra. Gruenhut le costaba levantarse de la cama y ponerse las zapatillas. Para hacerle frente a esos momentos, se unió a un grupo de entrenamiento para que la motiven a ponerse en movimiento.

“No quería dejarlos plantados”, contó la Sra. Gruenhut, de 44 años, y agregó: “Ellos también estaban asumiendo ese compromiso conmigo”.

Independientemente de cuán inspiradas estén las personas para lograr sus objetivos de salud y acondicionamiento físico, muchas enfrentan barreras al momento de dedicarle tiempo. Los expertos dicen que la gran diferencia entre continuar o abandonar la práctica de una actividad física se reduce a tener una persona, un grupo, una app u otra fuerza externa que te impulse a seguir adelante.

La mayoría de los trucos para mantenerse motivados no son universales: a una persona le puede resultar motivador compartir tiempos de carrera en la aplicación de fitness Strava mientras que a otra podría resultarle completamente estresante. La clave es comparar opciones hasta encontrar la que mejor le sirva a cada uno.

Encontrar un amigo que esté más comprometido

Hacer planes para entrenar con cualquier amigo aumenta tus posibilidades de hacer ejercicio. Incluso algunos expertos dicen que nos beneficiamos más al asociarnos con alguien que está más entusiasmado que nosotros con el ejercicio.

“Un nuevo estudio sobre la motivación en el gimnasio, que pronto se publicará en la revista Management Science, encontró que los participantes que tenían dificultades para hacer ejercicio vieron una mejora significativa cuando se asociaron con alguien que asistía habitualmente al gimnasio”, dijo Rachel Gershon, autora principal del estudio y profesora asistente de marketing en la Universidad de California, Berkeley.

“Trabajar en equipo con alguien que ya esté metido en el mismo objetivo que uno quiere alcanzar, puede ser eficaz”, afirmó la experta y continuó: “Incluso aquel compañero que ya tiene disciplina también podría beneficiarse de entrenar con alguien que recién se inicia en el fitness”.

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…o alguien que necesita un empujón extra

“Si sos el compañero de entrenamiento más dedicado, podés beneficiarte de ser motivador y maestro de algún amigo menos experimentado”, dijo Ayelet Fishbach, profesora de ciencias del comportamiento en la Universidad de Chicago.

“Cuando das un consejo, no sólo te hacés responsable ante la otra persona, sino que también reforzás tu propio compromiso al escucharte decir cómo o por qué hacés algo”, explicó Fishbach.

Justin Ross, psicólogo clínico de Denver que se especializa en la salud mental y el rendimiento de los atletas, experimenta de primera mano los beneficios de este tipo de relación asimétrica cuando entrena a atletas nuevos. “Tengo que presentarme, no sólo por mí sino también por ellos”, dijo.

Anotarse en una carrera, sin decirlo a muchas personas

Decidir entrenar para una carrera u otro evento deportivo puede proporcionar tanto una organización como responsabilidad, coincidieron los expertos. Pero probablemente sea mejor que mantengas tus planes relativamente en privado.

Compartir ampliamente un objetivo en las redes sociales, por ejemplo, puede ser contraproducente porque podría hacer que uno “sienta que ya lo ha logrado”, dijo Gabriele Oettingen, profesora de psicología en la Universidad de Nueva York. Las investigaciones han sugerido que, para algunas personas, hablar sobre una meta próxima puede parecer un sustituto de realmente hacerlo: obtenés la misma satisfacción sin esforzarte mucho.

“Dejá de promocionar tu evento hasta que estés cerca de la meta”, sostuvo.

Prometerle al entrenador que vas a ir a la clase

Si bien pagar una membresía mensual en un gimnasio impulsa a algunas personas a hacer ejercicio, para otras no es suficiente: sólo la mitad de los miembros del gimnasio van dos veces por semana.

“Si no se cumple, no hay ninguna sanción real aparte de sentir que se ha desperdiciado el dinero”, dijo el Dr. Kevin Volpp, director del Centro Penn de Incentivos de Salud y Economía del Comportamiento.

Para crear una mayor responsabilidad, dijo el Dr. Volpp, lo ideal es forjar una relación con un instructor y decirle que vas a ir a una clase o sesión de entrenamiento a determinada hora. La responsabilidad social puede ser un poderoso motivador.

Crear una cadena de clips para seguir tu progreso

Si sos de esas personas que responde bien a las señales visuales o recordatorios, el Dr. Ross recomienda crear un registro para volcar cada sesión de entrenamiento y los avances: su sugerencia es armar una cadena de pequeños papeles y ubicarlos uno al lado del otro en un lugar visible.

Arrancá por un papel y en la medida que seguís ejercitando andá agregándo más al final de la cadena.

“En los días en los que realmente no sentís ganas de moverte, este cúmulo de papeles puede ayudarte a proporcionar un poco de esa energía para comenzar”, advirtió el Dr. Ross.

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Recibir una recompensa

“Si necesitás un incentivo adicional, registrate en una aplicación que te pague o recompense por moverte”, comentó Heather Royer, economista de salud de la Universidad de California en Santa Bárbara.

Estas aplicaciones rastrean métricas como minutos o kilómetros a través de tu teléfono o dispositivo de fitness portátil y ofrecen descuentos en productos o incluso donaciones caritativas en tu nombre. Por lo general, están financiados por patrocinadores corporativos o comisiones de marcas asociadas.

La Dra Royer prefiere Paceline, que ofrece tarjetas de regalo y descuentos a quienes acumulan 150 minutos de actividad a la semana. Aunque la recompensa en sí es modesta (sólo alrededor de uno o dos dólares por semana), la encuentra motivadora. “Basta con que, si al final de la semana no he alcanzado esa meta, me encontrarás entrenando a las diez de la noche”, comentó.

Por Danielle Friedman

 

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