Los mayas fueron una de las comunidades más importantes del continente centroamericano. Su grandeza quedó en evidencia en sus monumentos y pirámides en México. Pero además de sus conocimientos en astronomía, construcción y vida cotidiana, el uso de las plantas como medicina fueron uno de sus aportes más destacados. Uno de los alimentos que les proveyó de salud, bienestar y vitalidad, fue el cacao, el cual cuanta con múltiples propiedades benéficas para el organismo.

El pueblo originario del sur de México consideraba a esta planta como un “regalo divino” que el Dios Quetzalcóatl les entregó. A partir de su implementación en el uso cotidiano, conocieron sus diferentes aspectos positivos para el organismo, entre ellos, el poder calmante y estimulante. Lo cierto es que, a pesar de la conquista, su consumo se expandió por todo el mundo y, en la actualidad, es uno de los más requeridos. Además, algunos aseguran que estaría en peligro de desaparecer por su demanda masiva.

Existen 22 variedades de cacao. La mayoría se encuentra en el norte del Amazonas, entre Brasil, Venezuela, Colombia y Ecuador. Asimismo, México también posee un tipo de planta que logró desarrollarse sin problemas en su terreno. En su época, los mayas trataron con él distintas dolencias, en particular en los riñones, al igual que la fatiga y las funciones intestinales.

Qué beneficios posee el cacao y por qué es tan requerido

En primer lugar, el cacao es diferente al chocolate. Del grano, fruto de esta planta, se obtiene el cacao en polvo y la manteca de cacao, ingredientes necesarios para formar el chocolate. Incluso, este alimento lleva azúcar, aromas y otros elementos que modifican su composición habitual y, en muchos casos, deja de ser saludable. Sin embargo, es la forma en la que mayormente se consume.

En tanto, según la Academia Española de la Nutrición y Dietética, el cacao posee nutrientes muy buenos para el cuerpo: un 56 por ciento de grasas saturadas, 12 por ciento de proteínas, 7 por ciento de hidratos de carbono y 2 por ciento de agua.

Además, cuenta con un 8 por ciento de taninos, es decir, compuestos fenólicos con muchas propiedades antioxidantes y estimulantes como la teobromina y la cafeína. Esto lo convierte en un poderoso protector del sistema inmune, con efectos analgésicos, antiinflamatorios y antimicrobianos. La Autoridad Europea en Seguridad Alimentaria (EFSA) indicó que “los flavonoles del cacao ayudan a mantener la elasticidad de los vasos sanguíneos”, por lo que esto contribuye a un flujo sanguíneo normal.

Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señaló que este alimento está compuesto de fibra, por lo que resulta un buen aliado para el tránsito intestinal. Su consumo aporta vitamina A y B, como diversos minerales: calcio, fósforo, hierro, magnesio, cobre y potasio.

Debido a que mejora el estado de ánimo, sirve para equilibrar el humor y ayuda a combatir los síntomas de la depresión. Incluso, pude afrontar momentos de estrés. Un producto rico en cacao amargo es recomendado por la organización internacional para paliar este tipo de situaciones complejas.

Por último, gracias a un estudio de The American Journal of Clinical Nutrition, se determinó que el consumo de cacao amargo puede disminuir la propensión a padecer enfermedades cardiovasculares. En tanto, también es un aliado para regular la presión arterial y el colesterol.

 

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