Mientras que los jóvenes que disfrutan del Spring Break en Miami Beach prestan atención a las medidas anti-turistas, muchas otras personas que eligieron Texas para festejar la temporada vacacional de primavera boreal también se mantienen alerta, pero por otro motivo muy diferente: unas extrañas babosas azules venenosas invadieron las playas texanas y causan preocupación.

Durante las últimas semanas, unas inusuales criaturas empezaron a causar sorpresa a lo largo de la costa de Texas y, más precisamente, en Padre Island, que cada año recibe a miles de visitantes durante la época de receso del sistema educativo de Estados Unidos. Frente a la presencia de estos animales, varios expertos advirtieron respecto de su peligrosidad e instaron a la gente a no tocarlos.

Qué son las extrañas babosas azules venenosas que llegan a la costa de Texas

Las extrañas babosas azules venenosas que empezaron a verse en las playas de Texas son dragones azules, cuyo nombre científico es Glaucus atlanticus. Su tamaño es muy pequeño y no suelen crecer más de tres a cuatro centímetros de largo. En su parte dorsal combinan los colores azul, plateado y negro.

Estas babosas están distribuidas por todo el mundo, en aguas templadas y tropicales, aunque tienen una mayor presencia en el este y el sur de Sudáfrica, en toda Europa y en las costas de Australia y Mozambique. Es raro verlas porque viven en mar abierto, pero puede ser arrastradas de manera accidental hacia la orilla, lo que las hace aparecer en las playas.

Justamente, los expertos aseguran que los fuertes vientos y las corrientes marítimas las llevaron hacia el Golfo de México. No se trata de un episodio aislado ni inédito. Es que estas mismas babosas marinas ya aparecieron en Texas hace cuatro años, en 2020.

La potente picadura de los dragones azules

Estas babosas marinas son capaces de tragar nematocistos, que son los orgánulos que varios animales utilizan para inyectar toxinas para capturar presas o defenderse, tales como las aguas vivas. En ese sentido, su principal alimento son las carabelas portuguesas, que son muy venenosas. Lejos de hacerles daño, son capaces de almacenar ese veneno y dirigirlo hacia las puntas de sus cerata, sus apéndices en forma de alas que están a ambos lados de su cuerpo.

“Eso es lo que los hace tan peligrosos. Además, el veneno está concentrado, por lo que es incluso peor que la picadura de una carabela portuguesa”, destacó Jace Tunnell, director de la reserva del Instituto de Ciencias Marinas de la Universidad de Texas, en una entrevista con Texas Monthly.

Es por ese motivo que tocar estos dragones azules pueden provocar una picadura muy dolorosa, con síntomas similares a los causados por la carabela portuguesa. En ese sentido, se puede experimentar náuseas, vómitos, dolor intenso, alergia e irritación en la zona afectada.

“Pueden tener la capacidad de picar, pero eso no significa que vayan a hacerlo siempre”, explicó en diálogo con Australian Geographic el experto en babosas marinas Steve Smith, director del Centro Nacional de Ciencias Marinas de la Universidad Southern Cross en Lismore, Australia.

Por su parte, el Instituto de Investigación Harte para Estudios del Golfo de México (HRI, por sus siglas en inglés), advirtió en Facebook: “¡No toques al dragón azul! Se alimenta de las toxinas de especies mucho más grandes como la carabela portuguesa, que tienen tentáculos de alrededor de nueve metros. El dragón azul es inmune a las toxinas y las recoge en sacos especiales dentro de las ramas como dedos al final de sus apéndices. ¡Cuando es amenazado o tocado, puede liberar células picantes con picaduras más poderosas que la carabela portuguesa! Es por eso que recomendamos simplemente tomar fotos y no tocarlas”.

 

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