Aún quedan por delante varias semanas para que los casos de dengue empiecen a aplacarse, de acuerdo con la previsión epidemiológica que manejan por estos días en el Ministerio de Salud de la Nación no solo de la mayor epidemia en 15 años, sino también de una que se da por segundo año consecutivo debido a la falta de una preparación efectiva el año pasado para evitarla.

Así lo ratificó Mario Russo, titular de la cartera sanitaria. “Estamos cerca de llegar al pico [en la curva de casos] y en las próximas cuatro semanas deberían empezar a bajar”, dijo. Confirmó, además, que durante 2023 el Ministerio, en ese entonces bajo la gestión de Carla Vizzotti, no compró insumos para prevención

En diálogo con LA NACIÓN, el funcionario coincidió con la lectura de infectólogos y epidemiólogos en que hay regiones de la Argentina en las que el dengue está dejando de aparecer en forma de brotes epidémicos estacionales para convertirse en una enfermedad endémica por la circulación del virus y la presencia del mosquito vector durante todo el año. Las urbanizaciones, el cambio de temperatura y la humedad, según agregó, también colaboraron.

“Hoy, en los lugares del noroeste y el noreste argentino más afectados es donde el dengue pasó a ser una enfermedad endémica el año pasado”, continuó Russo. Se refería, como se viene publicando, a que, por primera vez, en 2023 no se interrumpió la aparición de casos autóctonos en esas áreas, en especial en las provincias del noreste. Desde hace varias semanas, la epidemia se fue desplazando al centro del país, con un “fuerte impacto” en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA) que comparten el conurbano bonaerense y la Capital. “Hubo en el AMBA un aumento abrupto de casos y esto puso al desnudo a un sistema de salud en los hospitales que está al límite. Este es otro desafío: cómo adaptar el sistema a una respuesta rápida en estos casos”, dijo. “Estamos viendo que la población está asustada”, concedió.

Ya son más de 100.000 los casos que oficializaron las provincias (datos hasta el 9 pasado) en lo que va de este año (110.724 si se tienen en cuenta los casos acumulados desde mediados de noviembre de 2023 cuando la curva de contagios empezó a trepar por sobre lo esperado epidemiológicamente para ese momento). Hay circulación activa del virus en 19 jurisdicciones.

Compras

La última adquisición que hizo el Ministerio de Salud de la Nación de insecticidas (adulticidas y larvicidas) es de 2021, con orden de compra emitida hasta septiembre de 2022, según consta en la plataforma ComprAR. Los productos son permetrina y Bti. El Estado nacional históricamente adquiere insecticidas y reactivos diagnósticos con los que asiste a las provincias para prevenir las enfermedades transmitidas por mosquitos, además de las compras que puedan hacer los distritos.

En noviembre del año pasado, el primer llamado para la adquisición de los insumos necesarios para frenar un aumento en las infecciones en el norte del país quedó desierto. Ante la consulta, en Salud confirmaron administrativamente que la última orden de compra se había emitido en 2021.

“En 2023, cuando el dengue pasó a ser endémico en la Argentina, el Ministerio de Salud de la Nación no compró insumos para prevención”, ratificó Russo.

Ya ahora, con 16 semanas en brote epidémico y un 86% de los más de 100.000 casos confirmados desde el 1° de enero, el funcionario respondió: “No nos corremos de ninguna responsabilidad, pero sí hay que volver al sentido común para que el próximo verano no se repita esta situación. Si el mosquito vector vuela 100 metros a la redonda, es necesario que la población ayude con la eliminación de posibles criaderos en sus viviendas”.

Y agregó: “Luego de reunirnos con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Comisión Nacional de Inmunizaciones (Conain) y especialistas, es que hay que insistir una vez más en que esta enfermedad se combate combatiendo el vector y, para eso, se necesita el trabajo durante el año de los municipios, de las provincias, del ministerio nacional y, también de la comunidad. El dengue convive y se desarrolla en los domicilios, de manera que si no nos proponemos trabajar fuerte en prevención, descacharrar y otras medidas que hay que tomar para evitar el próximo brote, vamos a convivir con la enfermedad a fin de año”.

Vacunación

Russo comentó que su equipo elaboró guías de tratamiento con la OPS para unificar criterios también diagnósticos y, desde ayer, funciona la red federal de referentes clínicos de dengue. “En los próximos meses vamos a definir si se implementará la vacunación la próxima temporada”, dijo.

Al respecto, repasó que la vacuna aprobada el año pasado por la Anmat “no fue incluida en el calendario ni se usó en 2023″ y que es opinión en su gabinete que “probablemente tenga utilidad” para prevenir internaciones y muertes por enfermedad grave en aquellas regiones que tengan una circulación intensa del virus, como son las provincias del noreste y noroeste del país.

“De todos modos, como ministerio nacional, hay que ser serios en las recomendaciones de uso y debemos basarnos en evidencia –planteó Russo–. Los trabajos publicados por el laboratorio [por Takeda] son de una población de entre cuatro y 16 años, con protocolos pequeños de uso en mayores de esa edad y, por lo que los infectólogos llaman puente epidemiológico, se interpretaría que la vacuna puede ser útil hasta los 60 años. Ahí hay que dar una discusión más técnica sobre cuándo está protegida una persona porque, a veces, se confunde la inmunización con primera dosis. Hoy, está demostrado que la protección ocurre con la segunda dosis [pasado un mes], que se aplica con un intervalo de tres meses de la primera.”

Para la definición, según manifestó el funcionario, tendrán en cuenta “con detenimiento” la prueba que está llevando adelante Brasil bajo un protocolo de investigación en una cohorte de menores de edad. Las autoridades sanitarias de ese país informaron más de 1,8 millones de infectados esta temporada, sobre todo en el sur del país. También, se tendrá en cuenta para el análisis la experiencia en Salta y Misiones. “No estaría indicada como vacuna de calendario, pero no decidimos aún que no la incluiremos en áreas con alta circulación del virus. Tenemos que ser responsables en la decisión que tomemos, con evidencia, y para eso hay que esperar unos pocos meses más”, dijo Russo.

Las dudas por responder alcanzan al grupo etario en el que indicarla, al momento oportuno para la vacunación y, también, el impacto real que tenga, incluidos los efectos adversos o complicaciones que puedan presentarse. “Una cosa son los resultados de la fase 3 de la investigación de una vacuna y otra la experiencia real frente a un brote –planteó Russo–. En un contexto como el actual no tiene efectividad para mitigar el brote y aún estamos sin certeza científica del o los subgrupos a vacunar. En los próximos tres o cuatro meses lo definiremos y, para la primavera, se podría avanzar en las regiones que las sociedades científicas, la Conain, la OPS y el Ministerio de Salud determinen como prioritarias para vacunar.” Esto sería con un seguimiento de los resultados.

El próximo lunes será la primera reunión del Consejo Federal de Salud (Cofesa), que integran los ministros de las provincias y de la Nación. Russo estuvo teniendo reuniones con sus pares provinciales desde enero pasado. La agenda del encuentro, que será presencial en el CCK, durará un día e incluirá la epidemia de dengue, de manera excluyente, y la calidad de los registros epidemiológicos. Habrá, además, otros tres bloques sobre la receta electrónica –a partir de mitad de año regirá la digitalización de prescripciones, dispensas y órdenes–, la plataforma de facturación hospitalaria para mejorar el recupero de prestaciones y la redefinición federal de calidad para unificar criterios y elevar estándares.

 

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