Luego de que el vocero presidencial Manuel Adorni anunciara esta mañana que el Centro Cultural Kirchner (CCK) cambiaría de nombre (por ahora, según respondió en la conferencia de prensa, lo denominan “exCCK”), la discusión se trasladó a las redes sociales de inmediato. Críticos del Gobierno definieron esta iniciativa como una “provocación” y una “bomba de humo” para ocultar los efectos nocivos del plan de ajuste que lleva adelante el Gobierno de Javier Milei; otros celebraron la noticia y muchos sugirieron nombres serios, cómicos e irónicos para reemplazar el del expresidente Néstor Kirchner.

🔵 El Gobierno anunció que le cambiará el nombre al Centro Cultural Kirchner. Así lo anunció Manuel Adorni, aunque no dio más detalles. «Dejará de llamarse como tal y efectivamente se le dará paso a un nuevo nombre», dijo el vocero presidencial. pic.twitter.com/xQI7jZtDLq

— LA NACION (@LANACION) March 26, 2024

En su origen, el CCK se llamaba Centro Cultural del Bicentenario. Sin embargo, el kirchnerismo, que se caracterizó por una “pasión nominadora” para bautizar y rebautizar monumentos y edificios públicos, lo reemplazó por ley en noviembre de 2012. En la inauguración, en 2015, la expresidenta Cristina Kirchner había definido el CCK como “un gesto redistributivo de acceso a la cultura”. Hoy, el secretario de Cultura, Leonardo Cifelli, celebró los dichos de Adorni y sostuvo en X que se habían acabado “el amiguismo, la propaganda y la ideología”.

Muchos de estos libertarios picantes que andan con que el CCK se llame Borges seguramente respondan como alguien que en una entrevista laboral en una gran librería de Buenos Aires dijo, para presumir, que su autor preferido era Borges. -¿Y qué leíste de Borges» -El Alf

— Pablo Stefanoni (@PabloAStefanoni) March 26, 2024

El cambio de época conlleva cambios simbólicos. Solo una ley o un decreto de necesidad y urgencia que queda a consideración en ambas cámaras pueden posibilitar este reemplazo.

Llamar «CCK» al CCK fue una provocación K, una demostración de poder e impunidad. Es justo que le cambien el nombre. Ahora, vamos a ver qué le ponen.

— El fantasma de Quintín (@FantasmaQuintin) March 26, 2024

“Llamar ‘CCK’ al CCK fue una provocación K, una demostración de poder e impunidad. Es justo que le cambien el nombre. Ahora, vamos a ver qué le ponen”, reflexionó el crítico de cine y literario Quintín. Coincidió con el ensayista Alejo Schapire que también en X escribió: “Perdón, pero la provocación fue ponerle en primer lugar CCK al lugar. Ojalá imaginen algo besho y consensual, en vez de ir partidizando cosas que son para todos”. “Una buena noticia, en línea con mi insistencia histórica al respecto y contrariando lo que había opinado la directora del centro al ser designada”, afirmó el escritor Marcelo Gioffré, en referencia a las declaraciones de Valeria Ambrosio, actual directora del CCK, quien había dicho que el cambio de nombre era “ridículo”.

Excelente decisión cambiar el nombre del CCK y en lo personal me encantaría que se llamara CCBorges pero mucho más me gustaría que se implementara un mecanismo transparente y participativo para elegir el nombre de un edificio público tan importante. Presenté este proyecto… https://t.co/Jnx0CZ9ID8

— Silvia Lospennato (@slospennato) March 26, 2024

La diputada Silvana Lospennato celebró la noticia y (como algunos otros usuarios de X) sugirió que el CCK debería llamarse Centro Cultural Borges. En un pestañear de clics, le recordaron que a pocas cuadras del CCK se encuentra el Centro Cultural Borges (que también depende de Nación) y le aconsejaron visitarlo. El escritor y editor Hernán Iglesias Illa recomendó que no se hiciera una encuesta popular para elegir el nuevo nombre: “Hace unos años el gobierno británico preguntó a su pueblo cómo ponerle a un nuevo robot submarino de 200 millones de dólares y la gente eligió ‘Boaty McBoatface’. Y quedó”.

Mi sugerencia tibiemos para el CCK es que vuelva a su nombre original: CC del Bicentenario.

— Hernanii. (@HernaniiBA) March 26, 2024

“Con el anuncio del CCK, el Gobierno gastó un cartucho importante en la batalla diaria de bombas de humo para indignar al progresismo. Se nota que ya no encontraron más latas de paté vencido de la gestión anterior”, sostuvo el periodista y escritor Federico Fahsbender. En el mismo sentido, el crítico cultural Daniel Molina sostuvo que la iniciativa era una “bomba de humo”. “Van a dejar en la calle a decenas de miles de familias. Por eso ahora lanzan la boludez de cambiarle el nombre al Centro Cultural Kirchner. Para que en Twitter y en los medios se hable de eso y no del dolor social y la desesperación que provocan las medidas que toma Milei”, posteó.

Cambiarle el nombre al Centro Cultural Kirchner (que fue el que lo hizo, y por eso lleva su nombre, como el Pompidou o el Reina Sofía) es para ganarse el apoyo de los más gorilas.

Como Macri, Milei es incapaz de construir.
Todas sus medidas son destruir lo hecho por otros.

— daniel molina (@rayovirtual) March 26, 2024

“Deben tener un listado de temas por día para distraer y que no nos concentremos en la inflación, la pobreza, los despidos, el desguace del Estado”, posteó la escritora Claudia Piñeiro. “Lo tienen”, le respondió el exministro de Cultura Pablo Avelluto. La escritora Paula Puebla rogó que se esquivara “media provocación”. Y el escritor Luciano Lamberti, parafraseando un gag de Peter Capusotto y sus videos, propuso rebautizar el CCK como “centro cultural los hijos de puta”.

Entienden que nos quieren discutiendo el nombre de un centro cultural ?

— #ONCE #R MANGUEL (@rominamanguel) March 26, 2024

“Mi fantasía siempre fue Centro Cultural Borges. Aunque ya existe otro centro con este nombre podrían pasarle el honor al centro cultural más grande del país. Pero más allá del nombre ¿qué proyecto cultural habrá detrás del nuevo centro? Con este gobierno ninguno”, arriesgó el investigador Tomás Borovinsky. “Ay, le sacan el nombre al Centro Cultural Kirchner, mirá vos, bueno, lo seguiremos llamando así, y cuando volvamos vamos a hacer un acto hermoso, lleno de artistas populares y en ese contexto, le repondremos el nombre, y listo. Besis, sigan provocando”, escribió la abogada y ensayista Claudia Cesaroni. “No vuelven más, y ya están perdiendo incluso la batalla cultural”, le retrucó el pensador libertario Agustín Laje.

Mi fantasía siempre fue Centro Cultural Borges. Aunque ya existe otro centro con este nombre podrían pasarle el honor al centro cultural más grande del país. Pero más allá del nombre ¿qué proyecto cultural habrá detrás del nuevo centro? Con este gobierno ninguno.

— BORO 🐙 (@borovinsky) March 26, 2024

Otras denominaciones propuestas con humor negro y de otros colores en redes fueron “Teniente General Jorge Rafael Videla”, “Centro Cultural La Pepona” (apodo que recibió el influencer libertario Iñaki Gutiérrez), “Centro Cultural Gerardo y Hugo Sofovich”, “Centro Cultural Aedes Aegypti”, “Centro Cultural Conan”, por una de las mascotas de Milei, y “Centro Cultural Karina”, por la hermana del Presidente.

Propongo que le cambien el nombre al Centro Cultural Kirchner por Centro Cultural Karina, así mantenemos la sigla hasta que llegue el próximo gobierno.

— Sebastián Robles (@sebrobles) March 26, 2024 

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