NUEVA YORK.- Una serie de escandalosos incidentes sacudió la cúpula de Boeing, una de las compañías más señaladas de Estados Unidos en los últimos meses. El director general, Dave Calhoun, anunció que abandonará el mando del asediado fabricante de aviones para final de año mientras que el presidente de la junta, Larry Kellner, dijo que no tiene previsto presentarse a la reelección.

“El mundo nos observa y sé que vamos a superar este momento para ser una mejor compañía”, escribió Calhoun en una carta a los empleados en la que sostuvo que “la seguridad y la calidad son lo que anteponemos a todo”.

La junta directiva eligió a Steve Mollenkopf, miembro de la junta ejecutiva de Boeing y exjefe del fabricante de chips Qualcomm, para suceder a Kellner. Como tal, Mollenkopf será responsable de encontrar un nuevo director ejecutivo para la compañía.

Además, la firma añadió el lunes que Stan Deal, presidente y director general de su división de aviones comerciales, se retirará de la firma con efecto inmediato. Stephanie Pope, actual directora operativa del grupo, asumirá el liderazgo de la división.

Las autoridades de Estados Unidos dieron el mes pasado a Boeing un plazo de 90 días para presentar un plan sobre control de calidad. La Agencia Federal de Aviación Civil (FAA) de Estados Unidos señaló que la compañía debe “comprometerse a una verdadera y profunda mejora” y hace poco ordenó una auditoría de sus líneas de montaje en una fábrica cerca de Seattle, donde la firma construye aviones como el 737 Max de Alaska Airlines al que se le desprendió un panel que cubría el hueco de una puerta el pasado 5 de enero.

Se desprendió la puerta en un vuelo de Alaska Airlines y tuvieron que aterrizar de emergencia

Los investigadores señalan que las tuercas que ayudan a mantener esa pieza en su lugar faltaban tras unas tareas de mantenimiento en la fábrica de Boeing.

El incidente ha incrementado el escrutinio sobre Boeing al nivel más alto desde que dos aviones 737 Max de la compañía se estrellaron en 2018 y 2019, unos siniestros en los que murieron 346 personas.

Además del accidente técnico a bordo del vuelo de Alaska Airlines, ya se habían reportado problemas de producción a lo largo de 2023 así como una serie de incidentes en 2024.

La crisis de la compañía ha frustrado a las aerolíneas que ya están luchando con los retrasos en las entregas tanto de Boeing como de su rival Airbus, y el fabricante de aviones ha estado quemando más efectivo de lo esperado en este trimestre de lo previsto.

“Durante años, hemos dado prioridad a mover el avión por la fábrica por sobre hacerlo bien, y eso tiene que cambiar”, declaró la semana pasada el director financiero Brian West.

El principal rival de la compañía, la francesa Airbus, consiguió recientemente pedidos de 65 aviones de dos de los principales clientes asiáticos de Boeing, en lo que algunos consideraron una señal de la preocupación de los ejecutivos por Boeing.

Las acciones de Boeing subían un 2,8% en las operaciones previas a la apertura de la sesión el lunes.

Agencias AFP, AP y Reuters

 

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