Son días muy movilizantes para Cecilia “Caramelito” Carrizo. Está haciendo los últimos ajustes de Solo te lo quería decir, el unipersonal que escribió sobre su vínculo con su hermano Martín Carrizo, fallecido el 11 de enero de 2022 de ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica), y que estrena el 6 de junio en el Teatro Picadero.

Luego de más de un año de trabajo, ya tiene lista la obra que quiere compartir con la gente y de esos detalles conversa con LA NACION. Además, cuenta cómo fue la reconciliación con su marido, Damián Giorgiutti, luego de casi un año de distanciamiento y cuando ya pensaba que no había vuelta atrás. “Un día me llamó y quiso que lo volviéramos a intentar”, repasa.

-Estás teniendo un año muy movido…

-¡Sí! El 3 de abril estrenamos En el próximo capitulo, en Microteatro y vamos a estar todo el mes de miércoles a sábados de 20 a 22. Es una obra hermosa con libro de Augusta Bermúdez y lo protagonizamos con ella y Lili Popovich, con dirección de Marina Lamarca. La propuesta de Microteatro es muy innovadora, una experiencia muy distinta que sorprende y gusta. Y para los actores es también un laboratorio, porque son cuatro funciones diarias de 15 minutos y descansos de otros 15 minutos. Es un desafío. Son propuestas mensuales y temáticas y este mes de abril es el deseo.

-Una propuesta muy distinta a tu unipersonal. ¿Cómo construiste el unipersonal sobre el vínculo con tu hermano?

-Estrenamos el 6 de junio en el Teatro Picadero. En Solo te lo quería decir cuento mi historia con Martín, mi infancia desde el día en que nací y cómo nos tocó que el atravesara la enfermedad que experimentó durante tantos años y cómo vivimos la experiencia del viaje a los Estados Unidos. Cuando él estaba enfermo yo le escribí poemas que guardaba y no leyó nadie; él tampoco. Cuando falleció tuve ganas de buscar eso que había escrito y que tiene un sentido cronológico, porque contaba todo lo que me iba impactando desde que supe su diagnóstico hasta su muerte, casi seis años después.

-Es una historia muy conmovedora…

-Si, es nuestra historia, nuestro vínculo de hermanos, tan estrecho, hermoso y especial. En algún momento de nuestras vidas ese vínculo se profundizó porque trabajamos juntos. Cuento que nuestros caminos se juntaron y empezamos a hacer canciones, pero especialmente hablo de lo que significó para mí nacer al lado de él, mi infancia llena de música y cómo esa música nos acompañó a lo largo de la vida. Me acuerdo que un año nos fuimos a vivir a Mar del Plata y andábamos en bicicleta todo el día escuchando a Charly García, Sui Generis, Los Abuelos de la Nada. Cuando él estaba enfermo y yo le daba inyecciones en los músculos todos los días, escuchábamos la misma música. Es como si todo aquello que nos pasó cuando éramos chicos y jóvenes, se resignificó en el momento de estar juntos en su enfermedad. La obra es una crónica de nuestra vida, pero nutrida de esas canciones y de los poemas que son mi introspección. Lo que pasa en el cuerpo, en la mente y en el alma. Yo lo acompañaba y lo sostenía, pero él también me acompañaba y me sostenía a mí porque siempre fue mi hermano mayor, mi ejemplo y por más que la enfermedad lo limitara al punto extremo que lo limitó, el vínculo continuó igual.

-¿Es parte del proceso de duelo?

-Claramente estoy haciendo un proceso de duelo. Pero mi obra no es el duelo en sí. No es una catarsis tampoco. Es una obra de teatro en la que pongo todo mi amor, todo mi arte y mis 30 años de recorrido. Tal vez volqué lo que me sucedía cuando escribí los poemas. Martín y yo hicimos cinco discos juntos. Y cuando él se murió, murió también la artista que trabajaba con él y sigue esta que soy yo con todo lo que hicimos juntos y por separado y todo lo que somos. Fue muy fuerte estar juntos en lo musical, tanto para mí como para él. Martín tocaba la batería con Gustavo Cerati y al mismo tiempo estábamos grabando el cuarto disco. Y decía que era muy importante hacer la música de su hermana porque le gustaba expandirse en el universo infantil, que tiene un infinito de propuestas. Cuando tocaba en A.N.I.M.A.L. o con Cerati o con el Indio Solari, hacía una música más determinada. Y en el universo infantil podés hacer un rock, una cumbia, un vals y eso le encantaba y decía: “Somos tan libres haciendo música para los niños”. Fue muy movilizante escribir este unipersonal. Voy a estar el 6 y 13 de junio en el Teatro Picadero, a las 22. La idea es hacer giras y también ir a Uruguay y España. Estoy muy contenta porque siento que estrenar en el Picadero es muy especial.

-¿Cómo se te ocurrió hacer una obra a partir de esos poemas que le escribías a Martín?

-En diciembre de 2022 se me ocurrió empezar a escribir este unipersonal y fui al Centro Cultural San Martín, que en ese momento lo dirigía Diego Berardo, a quien conocía de otro centro cultural. Le conté de mi proyecto, me dijo que ya tenía programado todo 2023 pero me ofreció un espacio que se llama Residencia y son tres meses en los que podés ir a escribir, audicionar, ensayar y armar la obra. Así que los tres últimos meses del año pasado cerré todo en ese marco. Estuve un año trabajando en este proyecto. Trabajé con Mariana Chami durante toda la escritura, pero especialmente los poemas. Fue muy valioso su aporte. Y en la dirección hacemos un trabajo conjunto con Jorge Scorpanitti. La productora es Mel Santoro. Formamos un lindo equipo para que sea todo hermoso.

El amor después del amor

-Hace unos meses te reconciliaste con tu marido, Damián Giorgiutti. ¿Cómo se dio el reencuentro?

-Con el diario del lunes siento que todo lo que nos pasó, lo que nos llevó a separarnos y a reencontrarnos, lo que nos sucedió a los dos íntimamente, es parte de una misma evolución. Estábamos juntos desde hacía 25 años y un día se dio la concreción de separarnos. Hacía tiempo que lo hablábamos. Damián se mudó y yo me quedé en casa con los chicos. Estuvimos separados casi un año. Y después se dio que él volvió a acercarse, a conversar, a plantearme la posibilidad de resolver aquello que él creía no tenía manera de encaminarse. Lo intentamos y acá estamos.

-¿Volvieron a convivir?

-Sí. La convivencia me gusta mucho, es linda y nutre a la pareja. En una familia de tantos años sentiría antinatural eso de vivir en casas separadas.

-¿Fue una vuelta a empezar o una continuación de esa relación?

-Continuamos este vinculo de tantos años conversando mucho sobre todo lo que nos pasó. Pusimos en palabras lo que sentimos, nos dijimos qué nos hace bien o mal, nos preguntamos por qué habíamos llegado hasta ahí y cómo evitar que vuelva a pasar. Tratamos de remediar las cosas que no salieron bien. Revisamos nuestro camino.

-¿Vos dudabas de una posible reconciliación?

Yo no lo veía como una posibilidad. Pero él se acercó y volvimos a conversar. Hoy estamos muy bien como familia. Beni está en 3er. año y Lolo terminó 5to. y tiene un emprendimiento de ropa, @vintage.vault.co. Está muy contento, a punto de abrir un showroom. Y Damián hace diseño de locales y restaurantes.

-Cuando se conocieron, él era productor. ¿Cómo empezó la relación?

-Nos conocimos cuando yo grababa Caramelito en barra, en Estudio Mayor y él estaba en otro estudio haciendo otro programa. Nos cruzamos en los pasillos, empezamos a conversar, me invitó a comer y nos enamoramos. En 2000 trabajamos juntos en La casa de Caramelito.

Agradecimientos: Peluquería Jessicaleo (Aráoz 2441) y la ropa es de @vintage.vault.co

 

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