Invertir con propósito ya no es cosa de pocos, ni de idealistas y románticos. Invertir con criterios que respeten el cuidado del medioambiente, de las personas y del buen gobierno corporativo, lo que globalmente se conoce como criterios ESG -por sus siglas en inglés- atrae la atención de inversores institucionales y privados. Un dato que no es menor a la hora de decidir dónde poner el capital: respetar estos principios suma, y no resta, a la rentabilidad de las carteras.

“Para 2024, esperamos que la emisión sostenible de bonos siga creciendo en los niveles de 2023 o por encima de ellos”, sostiene el banco de inversión UBS en su último informe y agrega que “el Banco Mundial espera destinar el 45% de su financiación anual a inversiones relacionadas con el clima este año, frente al 35% de 2023. También la Comisión Europea anunció nuevas emisiones de etiqueta verde en el primer semestre de 2024 para financiar las ambiciones políticas de NextGenerationEU”.

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En la Argentina el tema avanza desde hace varios años, con fuerza y sin pausa. “Los bonos sociales, verdes y sustentables siguen manteniendo un gran protagonismo que proyectamos se extenderá durante todo 2024″, analiza de entrada Julieta Artal Conte, responsable de Gobierno Corporativo y Sustentabilidad de BYMA.

Según el último informe de ByMA sobre finanzas sostenibles, “en 2023 se aceleró la velocidad de desarrollo y se batió́ un nuevo récord en términos de cantidad de emisiones: fueron 25 bonos provenientes de 15 emisores entre empresas y gobiernos. Esto superó en un 47% las emisiones del 2022″.

Otro dato destacado -remarcan en ByMA- es que las emisoras se volcaron en mayor medida al financiamiento de proyectos categorizados como “verdes”, es por esto que los “bonos verdes” representan un 68% del total de emisiones 2023.

Según explica el fondo Pimco, los bonos verdes “están destinados a financiar proyectos o actividades nuevas y existentes con impactos ambientales positivos. Las categorías de proyectos elegibles para la emisión de estos títulos incluyen: energía renovable, eficiencia energética, transporte limpio, edificios ecológicos, gestión de aguas residuales y adaptación al cambio climático”.

“El mundo está cada vez más atento a las consecuencias sobre el cambio climático, lo cual lleva a que sea una prioridad en las organizaciones la mejora de hábitos en favor del medio ambiente y una mayor responsabilidad social”, explica Artal Conte y remarca que “el desarrollo de energías renovables y la mayor eficiencia energética son algunos de los pasos que están siguiendo compañías y gobiernos en el mundo, en la región y en la Argentina”.

Los bonos sociales, por su parte, tienen que ver con el financiamiento de proyectos relacionados a “seguridad alimentaria y sistemas alimentarios sostenibles, avance socio-económico, vivienda, acceso a servicios esenciales e infraestructura básica”, detalla Pimco.

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Las empresas y gobiernos que quieren concretar proyectos financiándolos a través del mercado pueden hacerlo a través de las emisiones que se registran en el panel de bonos sociales, verdes y sustentables de BYMA.

De los 63 bonos vigentes, el 48% corresponde a obligaciones negociables (30 emisiones). El resto se distribuye entre: obligaciones negociables pyme CNV garantizadas (14 emisiones), obligaciones negociables pymes (6 emisiones), títulos de deuda (7 emisiones), fideicomiso financiero (4 emisiones), letras (1 emisión) y un fondo común de inversión cerrado inmobiliario.

Empresas sustentables

¿En qué empresas se puede invertir siguiendo estos criterios? Genneia, Pampa Energía, la Asociación Civil Pro Mujer, 360 Energía Solar, Los Haroldos y Tecnovax entre otras empresas. Además hay bonos verdes emitidos por el gobierno nacional, por la provincia de Mendoza, la de La Rioja y algunos municipios.

Mendoza, por ejemplo, emitió un bono a mediados del año pasado y los fondos tuvieron como destino “la expansión del sistema del Metrotranvía de Mendoza, de acuerdo con los lineamientos de la guía de los bonos sostenibles de ICMA. “El proyecto tiene como objetivo ampliar la red de tranvía existente, permitiendo su extensión hacia nuevos barrios, bajando significativamente los tiempos de viaje, reduciendo los accidentes de tránsito y promoviendo el uso de energías renovables mediante el aumento de la utilización del transporte público, al tiempo que se reducen las emisiones de dióxido de carbono (CO2)”, explicaron en el estudio Bruchou & Funes de Rioja que fue el asesor legal de la colocación

“Desde el punto de vista de las emisoras, es cada vez más diverso el tamaño y sectores que encuentran en los bonos SVS el instrumento de financiamiento”, explica Artal Conte y remarca que “respecto a los inversores, se observa un exceso de demanda cada vez que un bono SVS sale al mercado”

Incluso, avanza la ejecutiva de ByMA, “hay varios fondos ASG que invierten en estos activos y desde el mercado acompañamos a las emisoras en este camino con un equipo y bonificación en los costos para que el impacto suceda a través de BYMA y así seguir construyendo nuestro propósito de transformar la inversión en trabajo y desarrollo”.

Cambio climático

Entre los gestores de fondos que tienen a nivel global -y también local- un compromiso con la sustentabilidad figura Schroders que arma para sus clientes especialmente carteras de inversión que sean fieles a estos criterios. ”Durante el último año, hemos estado refinando nuestros supuestos sobre el cambio climático para alinearnos más estrechamente con la Red para Ecologizar el Sistema Financiero (NGFS)”, sostiene Irene Lauro, economista en Schroders.

El NGFS reúne a un grupo de 114 bancos centrales y entes de supervisión, que están colaborando para mejorar el papel del sistema financiero en la gestión de los riesgos climáticos y la movilización de capital para inversiones verdes y bajas en carbono.

La demanda de los inversores sobre este tipo de bonos es sostenida y alcista. El año pasado, por ejemplo, un bono verde emitido por la automotriz Volkswagen tuvo exceso de oferta por 3,5 veces el monto ofrecido que eran 1750 millones de euros, según datos publicados por Bloomberg.

“Creemos que el debate sobre la inversión sostenible y los criterios ESG, se afianzará en 2024. Las estrategias centradas en la sostenibilidad probablemente serán claras e intencionadas en cuanto a cómo la sostenibilidad es aditiva a la expectativa de rendimiento”, dicen por su parte desde UBS.

Estas son las perspectivas del banco de inversión UBS para este año: “esperamos que el interés de los inversores por la sostenibilidad continúe con los siguientes cambios:

• Una atención temática más amplia más allá de la transición energética

• Un mayor enfoque en la transparencia y los resultados medibles

• Una comprensión más matizada de la sostenibilidad para impulsar decisiones y resultados de inversión.

 

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