En más de una oportunidad hemos reflexionado desde este espacio sobre la cantidad de cursantes en universidades públicas que se eternizan en las aulas. En muchos casos, la gratuidad y el ingreso prácticamente irrestricto contribuyen a que esto ocurra, con el consiguiente costo para el erario público.

Mientras tanto, ¿cuántos son los jóvenes deseosos de completar una carrera de grado que no pueden hacerlo por carecer de recursos? En esta Argentina en crisis siguen siendo más los que, muchas veces sin opciones, permanecen en el país y transitan el desánimo ante un futuro incierto. Educarse es el mejor pasaporte para el progreso y el desarrollo personal. Todo lo que se haga para que sean más los que accedan al mundo de posibilidades que abre la educación debe, sin duda, celebrarse.

En la sede de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) tuvo lugar días atrás una reunión introductoria para los 47 jóvenes de bajos recursos que, gracias a sus méritos, lograron acceder a una beca de estudios. Se trata de la octava camada de becarios del programa conjunto entre esa casa de altos estudios, la Fundación Pastoral Universitaria San Lucas (FPUSL) y la organización juvenil Estudiantes Organizados, seleccionados entre 360 postulantes de todo el país. La convocatoria en los colegios y en las redes arrancó en agosto pasado. Para resultar preseleccionados debían haber alcanzado un promedio de 8 puntos en sus calificaciones a lo largo de los tres últimos años de la escuela secundaria y carecer de sanciones disciplinarias.

El padre Guillermo Marcó, presidente de la FPUSL, y Héctor Masoero, presidente del consejo de administración de la universidad que proporciona los medios para cubrir la carrera elegida, fueron los encargados de dar la bienvenida formal a quienes ya comenzaron a transitar la ilusión de graduarse. Desde 2016, cuando se lanzó la primera convocatoria, 18 jóvenes se recibieron en distintas disciplinas. En la calesita de la vida, conseguir la beca es como hacerse de la sortija. Los desafíos que tienen estos jóvenes por delante pondrán a prueba nuevamente sus méritos y su capacidad de esfuerzo. Cuando una sociedad entiende la importancia de igualar el acceso a las oportunidades, el futuro asoma más luminoso y esperanzador.

 

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