La supervivencia en periodos de hambruna ha formado parte de la historia de la humanidad. Miles de personas en todo el planeta han practicado el ayuno prologando, bien sea por motivos religiosos, culturales, o para tratar enfermedades. No obstante, en los últimos tiempos, el ayuno ha ganado popularidad como método para perder peso.
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Aunque todavía desconocemos de forma precisa como se producen las adaptaciones sistemáticas de los humanos a la restricción calórica, un estudio ha revelado que sucede en el organismo después de periodos prolongados sin comer.
La investigación fue publicada por los expertos de la Universidad de Cambridge, de la Universidad Queen Mary de Londres, del Berlin Institute of Health y de la Escuela Noruega de Ciencias del deporte. El informe revela que el cuerpo experimenta cambios significativos y sistemáticos en múltiples órganos durante un tiempo prolongado de ayuno.
Además, demuestra los beneficios para la salud que esto produce, más allá de adelgazar. Los cambios podrían alterar la salud solo si se producen a partir de tres días de ayuno. Cuando este se produce, cambia el uso de las calorías consumidas a la grasa almacenada para obtener energía.
Los investigadores observaron que el cuerpo cambiaba de fuente de energía, de glucosa a grasa almacenada, durante los dos o tres primeros días de ayuno. Los voluntarios perdieron una media de 5,7 kilogramos de masa grasa y masa magra. Ahora bien, después de los tres días de ayuno, el peso se mantuvo y tan solo se producía pérdida de masa magra, manteniendo la grasa.
«Por primera vez podemos ver lo que ocurre a nivel molecular en todo el organismo cuando ayunamos. El ayuno, cuando se realiza de forma segura, es una intervención eficaz para perder peso. Las dietas populares que incorporan el ayuno -como el ayuno intermitente- afirman tener beneficios para la salud que van más allá de la pérdida de peso. Nuestros resultados demuestran que el ayuno tiene beneficios para la salud que van más allá de la pérdida de peso, pero sólo se aprecian después de tres días de restricción calórica total, más tarde de lo que se pensaba» explicaba Langenberg, una de las investigadoras.
