A medida que el coronavirus se expande por el mundo y provoca diversos estragos que tienen que ver con la paralización de la actividad económica, las grandes casas de análisis van dimensionando la magnitud de lo que viene, y que en parte explicaría lo que ha sucedido con los mercados e indicadores financieros en todo el mundo.

Sin amarillismos de ningún tipo, esto podría ser algo muy parecido a la economía de guerra, pero no hay una guerra de por medio.

En estas dos o tres semanas recientes, una de las frases más escuchadas entre quienes hacen análisis y seguimiento a la economía mundial, es esta: “podríamos estar frente a algo que nunca hemos visto”: es cierto, una economía de guerra es algo que la inmensa mayoría de la población mundial no ha vivido, aunque todavía quedan generaciones (70 años para arriba), que sí lo vivieron, paradójicamente, esas generaciones son las más sensibles a tener complicaciones por el coronavirus.

Aunque no hay cifras oficiales todavía y tardarán en presentarse, sí existen ya proyecciones sobre algunos de los efectos más importantes en los próximos meses de esta crisis del coronavirus.

Economía coronavirus

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Por ejemplo, Moody’s Investor Services ha proyectado que esta crisis puede costar la destrucción de hasta 80 millones de puestos de trabajo, mientras que el banco alemán Deutsche Bank estima que podría haber una caída en el PIB europeo de hasta 13 por ciento durante el segundo trimestre de este año, que será quizás el de mayor impacto, aunque los efectos se mantendrán por el resto del año.

Sólo en España las centrales obreras más importantes calculan que existe el riesgo de quiebra para 2.8 millones de empresas de todos tamaños, con la pérdida de alrededor de 10 millones de empleos.

Si estas proyecciones le parecen exageradas, podemos señalar las que hacen ya organismos como la Organización Internacional del Trabajo (OIT), más moderadas pero que no dejan de ser significativas, esta crisis tendrá costos muy elevados por donde se le vea.

De acuerdo con la OIT, la crisis desatada por el coronavirus pone en riesgo hasta 25 millones de puestos de trabajo alrededor del planeta; esta pérdida de empleo superaría a la que se provocó con el colapso del sector hipotecario estadounidense entre 2008 y 2009, cuando se destruyeron alrededor de 22 millones de puestos laborales, según la propia OIT. Estos desempleados se sumarán a las más de 188 millones de personas que en el mundo no tenían trabajo hasta antes de esta crisis.

La OIT remata al estimar un costo de entre 729 mil millones y hasta 3.1 billones de euros por la crisis, con efectos negativos en las actividades de consumo a nivel global, y desde luego a las cadenas productivas.

Una consecuencia inmediata será el incremento del empleo precario, pues de algo necesitan emplearse las personas para obtener ingresos, pero es probable que la pobreza laboral aumente de forma significativa. La OIT estima que el número de trabajadores pobres aumentará este año entre 8.8 y 35 millones de personas, frente a la estimación inicial de un descenso de 14 millones que se esperaba para 2020.

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