Este viernes, a los 88 años, falleció en la ciudad de Buenos Aires la socióloga, profesora y escritora Francis Korn. Había nacido el 14 de julio de 1935 (sus padres la bautizaron Francis en honor a la Revolución francesa). Se destacó como una de las intelectuales de la “época dorada” del mundo de las ideas en la Argentina a partir de la década de 1960. En su obra, profundizó en los vínculos entre historia, política, sociedad y cultura con estilo y sin perder solidez metodológica.

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Dirigió el Departamento de Sociología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), el Centro de Ciencias Sociales del Instituto Di Tella y el doctorado en Sociología de la Universidad Católica Argentina, y fue profesora titular de Metodología de la Investigación en la carrera de Sociología de la UBA, en el posgrado en Sociología de la Universidad de Essex, en el posgrado en Historia de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) y en varias otras universidades. Fue miembro titular de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires.

Se doctoró en Antropología Social por la Universidad de Oxford con una tesis que plasmó en el libro Elementary Structures Reconsidered, donde discutía las tesis del antropólogo y pensador estructuralista Claude Lévi-Strauss. Con sus ensayos, Korn ayudó a “deconstruir” algunos conceptos cristalizados de las ciencias sociales (como los de “clases sociales” e “ideología”, que consideraba difusos e imprecisos). También criticó el uso de la sociología como dispositivo de la política. “Las encuestas son nada más que pasatiempos”, dijo a LA NACION. “Es cierto que he analizado muchas veces la pobreza de las encuestas de opinión como posibles instrumentos de medición, pero tampoco he propuesto que se las reemplace por la adivinanza”, acotó.

Se nos fue Ezequiel Gallo, último mohicano de la generación irrepetible de grandes intelectuales que pasaron por el Instituto Di Tella. En la foto con su esposa, la socióloga Francis Korn. pic.twitter.com/ZwgwJAd4rh

— Andrés Di Tella (@Andres_DiTella) September 30, 2018

“Francis Korn fue una socióloga brillante, que también incursionó en la antropología -dice a LA NACION el historiador y profesor Fernando Rocchi-. Firme defensora de cuán estrictas tienen que ser las investigaciones, combinaba todo tipo de fuentes para sostener sus hipótesis. Nadie podrá olvidar sus estudios sobre los conventillos y su extraordinario libro Los huéspedes del 20. También investigó sobre temas epistemológicos con publicaciones serias y esclarecedoras. Perdemos a una investigadora excepcional de las ciencias sociales”.

“Un libro de sociología no tiene por qué ser aburrido y además si vos trabajás con números se pueden saber algunas cosas generales -sostuvo-. No hay mucho cuidado de los archivos, a nadie le importa. Los datos son importantes para ubicarte porque sin datos, ¿cómo sabés si está bien, mal, si hay mucho o poco? Ahora dicen que hacen investigaciones cualitativas, pero ¿qué tiene de poco cualitativo un censo?”. Atesoraba en su biblioteca ejemplares de los censos nacionales.

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Entre sus libros, se pueden mencionar Buenos Aires: los huéspedes del 20 (1974), Buenos Aires 1895. Una ciudad moderna (1981), Buenos Aires: mundos particulares (2004), Buenos Aires antes del Centenario (2010), en colaboración con Silvia Sigal, el imprescindible Clases sociales y otras confusiones (2016) y En Buenos Aires 1928 (con Martín Oliver). Colaboró con artículos académicos en publicaciones inglesas, holandesas, estadounidenses y argentinas. También publicó un único libro de cuentos, Más Amalias de las que se puede tolerar, con ilustraciones de su amiga Silvina Ocampo.

“Fue una pionera de las ciencias sociales en la Argentina -dice a LA NACION el editor Roberto Montes-. Socióloga de formación, fue la primera argentina en doctorarse en Oxford con una tesis critica de Las estructuras elementales del parentesco de Lévi-Strauss. Su obra abarcó tanto la historia cultural y social, sobre todo de las transformaciones de la ciudad de Buenos Aires de fin del siglo XIX en adelante, como la metodología de las ciencias sociales. Elegante y encantadora, era una enorme charlista. Cultivaba el arte de la tertulia y era dueña de un humor exquisito no exento de malicia inteligente y aguda”. En su obra se pueden advertir “huellas” autobiográficas.

“Le encantaba contar historias y a mí escucharlas -dice la profesora de literatura de la UTDT, Karina Galperín-. Algunas sobre el grupo Sur, muchas sobre la fabulosa historia de su padre y de sus antepasados judíos en Europa. Tenía cientos de anécdotas y chismes sobre sus amigos literatos que relataba con gracia y picardía. Algunos de sus temas de estudio preferidos, como los años 20, la vida de los inmigrantes europeos en Buenos Aires, entroncaban con la historia de su propia familia. Le gustaba mostrar el contrato de matrimonio de sus abuelos expedido por una sinagoga de Londres y recordar la rocambolesca historia del ascenso social de los Korn de la mano de Julio, uno de esos hombres (junto con Samuel Glusberg, Jaime Yankelevich, Manuel Gleizer) que entendieron y explotaron con notable éxito las demandas culturales de una sociedad nueva en la Argentina de la primera mitad del siglo XX”.

El profesor e investigador del Conicet Guillermo Ramón Ruiz fue becario de Korn. “Formó parte de una generación de jóvenes intelectuales que renovaron la Universidad y la ciencia local desde finales de la década de 1960 -dice a este diario-. Fue la primera doctora argentina graduada en la Universidad de Oxford e inició su carrera científica en el Conicet como becaria hasta llegar a ser Investigadora Emérita. En su labor sobresalieron tres grandes líneas de investigación: el análisis conceptual de la teoría sociológica; la historia social y cultural de la ciudad Buenos Aires entre 1880 y 1945, y el empleo y el desarrollo de los cánones más rigurosos de la lógica de la investigación. Tanto su escritura como su docencia reunían de forma equilibrada, elegante e irónica la rigurosidad científica con el estilo fluido y claro para comunicarse. Sus comentarios rigurosos, honestos, críticos y disruptivos nos llevaban a repensar palabras y conjeturas, a identificar errores y a fortalecer nuestras argumentaciones. Su forma de enseñar y de investigar fueron únicas y sus libros constituyen un punto de referencia imborrable. Siempre la recuerdo, en mis clases, cuando pienso en los temas de investigación, y suelo preguntarme ¿qué diría Francis? Su generosidad intelectual y personal, así como su espíritu crítico, siempre brindan respuestas”.

Hija del editor Julio Korn, era hermana de la editora Ada Korn; fue la pareja del historiador Ezequiel Gallo, madre del historiador Klaus Gallo y abuela de la escritora Olivia Gallo; y amiga de escritores e intelectuales de renombre como Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares, José Bianco, Enrique Pezzoni, Silvia Sigal, Edgardo Cozarinsky, Ana María Mustapic y Martín Oliver, con quien dejó un libro inconcluso sobre Buenos Aires en el periodo 1932-1938.

Korn será despedida por familiares, amigos y colegas hoy en su casa, en Montevideo 1875, de 15 a 20.

 

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