Tras más de siete horas de una audiencia a puertas cerradas, la Justicia de Tucumán se apresta a decidir si los jugadores de Vélez, acusado de abuso sexual, continúen detenidos y esperan en esa condición el juicio. En tanto, los jugadores negaron las acusaciones, pidieron esperar en libertad el juicio y ahora se espera la decisión de la jueza Eliana Gómez Moreira, que debe optar entre avalar o rechazar la solicitud de la fiscal Eugenia María Posse que solicitó la prisión preventiva.

Pasadas las 13.30 de este miércoles y en presencia de Brian Cufré, Abiel Osorio, José Florentín y Sebastián Sosa, que estuvieron aprehendidos desde el lunes tras la declaración de la denunciante en Cámara Gesell, comenzó la audiencia donde la fiscal Posse expuso ante la jueza Gómez Moreira el caso y qué se le imputa a cada uno de los jugadores del club porteño.

En su presentación, la fiscal delimitó las responsabilidades de los futbolistas de la siguiente manera. A Cufré y Florentín los acusó del delito más grave: ser autores de abuso sexual agravado por la participación de dos o más personas. En el caso de Sosa, con quien se contactó por teléfono la víctima y fue quien la invitó al hotel, para la fiscal le cabe la figura de partícipe secundario. Por último, al accionar de Osorio lo enmarcó en la figura legal de abuso sexual simple.

Luego fue el turno de los cuatro acusados que negaron haber abusado de la joven periodista tucumana el 2 de marzo pasado en el hotel Hilton de la capital provincial.

La audiencia se extendió en el tiempo ante el pedido de la fiscal de leer “fragmentos” de lo que declararon los diferentes testigos. Esto fue rechazado por las defensas de los jugadores con el argumento de parcialidad. Por ello, la magistrada dispuso que se leyeran íntegramente las declaraciones de los testigos. Este proceso demandó más de dos horas.

Tras la finalización de las lecturas, tanto querella como las tres defensas, tendrán su turno para fundamentar su posición frente a lo expuesto por la fiscal Posse y recién allí la jueza Gómez Moreira resolverá sobre el futuro de los jugadores que podrían pasar hasta seis meses en prisión preventiva a la espera del juicio.

En medio del hermetismo con el que se desarrolló la audiencia, en un breve contacto con la prensa, Iliana Bataglia, una de las abogadas defensoras de Abiel Osorio trató de despegar del caso a su defendido y aseguró que entre el jugador y la víctima “solo hubo unos besos”.

Además, apuntó contra la denunciante: “Si se analizan las cámaras, se la puede ver que sale caminando normalmente y hasta cómo guarda una remera en la mochila que tenía puesta. En la Cámara Gesell dijo que en el Uber tenía miedo a morir, en teoría inconsciente. Señaló que también estaba así cuando le mandó los mensajes a Sosa”.

Para cerrar, la letrada explicó que Osorio estaba en la habitación 407 porque era la que le habían asignado para dormir junto a Sosa.

El relato de lo sucedido

El 6 de marzo pasado, la joven periodista deportiva se presentó con su abogada en una comisaría de San Miguel de Tucumán, donde vive, para denunciar lo sucedido. La chica contó que el sábado 2 de marzo estuvo en el estadio Monumental José Fierro, de la capital provincial, donde el local, Atlético Tucumán, enfrentó a Vélez por una nueva fecha de la Copa de la Liga Profesional de Fútbol (LPF).

Una vez finalizado el partido en un empate en cero, la periodista dijo que estaba en la “zona mixta” cuando algunos jugadores del equipo visitante, desde arriba del micro, le “empezaron a hacer caritas”. Relató que más tarde, alrededor de las 22, el arquero Sosa la invitó, a través de un mensaje en Instagram, a acercarse al Hotel Hilton, ubicado en la calle Piedras y Miguel Lillo, donde se hospedaba el plantel profesional de fútbol porteño; al día siguiente regresarían a Buenos Aires.

Cuando la joven llegó a la habitación 407, pasadas las 0.30 del domingo, se encontró con el arquero uruguayo y con otros tres futbolistas –Cufré y Florentín Bobadilla, de 27 años, y Osorio, de 21–, con quienes compartió bebidas alcohólicas. Después de algunos tragos, la denunciante dijo que comenzó a sentirse mal, “muy mareada”, y que “se le apagaba la cabeza”, por lo que se recostó en una de las camas, “como adormecida”.

Fue entonces que “sin ningún consentimiento abusaron sexualmente” de ella, según consta en el texto de la primera denuncia que hizo la chica en sede policial ante la División de Delitos contra las Personas de la Policía de Tucumán.

Noticia en desarrollo.

 

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