La Antártida es el continente más inhóspito de la Tierra. Las temperaturas extremas, las intensas tormentas de nieve y la ausencia de civilización hacen que explorarlo sea una tarea complicada ahora, e imposible en otros momentos de la historia. Así, de hecho, lo relató el capitán James Cook, entre 1772 y 1775, en sus memorias: «El peligro que uno corre al explorar una costa en estos mares helados y desconocidos es tan grande que, me atrevo a decir, ningún hombre se aventurará más allá que yo y que nunca se explorarán las tierras que puedan encontrarse al sur». 

Estas condiciones hacen que, incluso a día de hoy, el conocimiento sobre los fenómenos meteorológicos, geológicos o biológicos que tienen lugar allí sea limitado. Un factor que no solo alimenta la curiosidad de los más atrevidos, sino que también fomenta la aparición de teorías conspirativas.

En este contexto, hace años comenzó a difundirse en Internet una imagen satelital tomada por Google Earth en la que se muestra un accidente geográfico con forma piramidal y parcialmente cubierto por una blanca y espesa capa de nieve. 79°58’39.25″S 81°57’32.21″W son las coordenadas para dar con él. Y sí, aunque su sombra revela vagas similitudes con las pirámides de Egipto, nada más lejos de la realidad.

Cada cierto tiempo afloran, junto a esta captura, cientos de hipótesis sin fundamento científico que darían una supuesta explicación a esta formación rocosa: desde los que dicen que la «pirámide» habría sido construida por una civilización antigua, hasta los que otorgan el mérito a los extraterrestres. Pero lo cierto es que, detrás de este enigmático pico hay, en realidad, poca dosis de misterio y mucha de ciencia. 

¿Cuál es la explicación científica detrás de la «pirámide» de la Antártida?

Hay múltiples formaciones similares alrededor de la Tierra, y esa es la principal razón por la que debemos descartar las teorías extraordinarias. Desde 2016, probablemente la primera vez que un internauta con tiempo libre dio con esta ubicación a través Google Earth y difundió la imagen, la comunidad científica ha estado desmintiendo los rumores que surgen en torno a la «pirámide».

Se trata, pues, de un accidente natural conocido como «nunatak», un término proveniente de la lengua inuktitut que hace referencia a cualquier pico rocoso que emerge del hielo o de la nieve. La montaña forma parte de una cordillera llamada Ellsworth de alrededor de 400 km de largo y 48 km de ancho, por lo que es natural que algunos picos sean más altos que otros y sobresalgan del hielo.

Su forma piramidal puede ser más o menos exacta en función de múltiples factores como la erosión causada por la congelación y la descongelación o la convergencia de glaciares, según explicó el Dr. Mitch Darcy, geólogo del Centro Alemán de Investigación en Geociencias de Potsdam, para la revista IFL Science en 2016. Con esto, en el caso de la que corresponde con las coordenadas antes mencionadas, el científico aseguró que su apariencia perfecta es pura causalidad.

El monte Cervino, en los Alpes, o el monte Bulandstindur, en Islandia, son otros ejemplos de accidentes geográficos con forma piramidal, que según los expertos se habrían formado a través del mismo proceso que el «nunatak» de la Antártida. Pero tal vez al encontrarse en Europa y, por lo tanto, ser tan accesibles, no generan la misma inquietud que este. 

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