Los osos polares son animales preparados para el frío. Su lengua, que duerme entre dientes fuertes y afilados, cuenta con un abundante suministro sanguíneo que previene su congelación. También su pelaje, hueco por dentro, es un buen ejemplo de adaptación a las temperaturas extremas. Los osos polares no son, sin embargo, buenos cazadores.

Estos animales atacan a las focas, que son resbaladizas y hábiles para escapar de los osos. Tanto es así que algunos estudios establecen que menos del 2% de las capturas que realizan los osos polares tiene éxito.

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