El 8 de diciembre de 2023, el barco carguero Toconao perdió seis de los contenedores que transportaba frente a la costa de Portugal. Entre la carga extraviada se encontraba pasta de tomate, neumáticos, rollos de papel film, barras de aluminio… Y más de 27 toneladas de pélets de plástico, distribuidos en 1.050 sacos de 26,25 kilos cada uno, los cuales viajaban en uno de los contenedores. Unos días después del incidente, estos plásticos comenzaron a llegar a las playas de Galicia.

Los pélets son la materia prima utilizada para producir todos los plásticos. En su mayoría, miden menos de 5 milímetros, aunque también los hay de mayores dimensiones. Cada año, se pierden en Europa alrededor de 160.000 toneladas de estos microplásticos. Lo ocurrido en Galicia es solo la punta del iceberg.

¿POR QUÉ HA SIDO TAN IMPORTANTE EL INCIDENTE DE GALICIA?

Lo que ha ocurrido en Galicia es algo realmente común, según señala Raúl García, portavoz del programa de pesca de WWF. «Fue un contenedor, y cada año en Europa se pierden miles equivalentes», especifica el experto, quien no pretende minimizar la importancia del incidente, sino destacar que se trata de un problema mucho más amplio.

«En este caso, lo que no se comprende es por qué no se activaron antes los protocolos, lo cual habría reducido algunos de los impactos ambientales de los pélets, especialmente a medio plazo», continúa García.

Estos microplásticos presentan distintos riesgos para los ecosistemas. El más evidente es que sean ingeridos por los animales, con consecuencias sobre sus organismos; pero además, los pélets han demostrado una tendencia para adherirse a sustancias tóxicas (como hidrocarburos, que forman parte de los combustibles fósiles) y pueden funcionar como vehículos de patógenos (por ejemplo, el E. coli).

«Ha sido un contenedor y, cada año, en Europa se pierde el equivalente a miles»

Asimismo, se plantea que los pélets se vuelven más atractivos para ser consumidos por los animales con el paso del tiempo, ya que adoptan aspecto orgánico e incluso olor. «Se llenan de pequeños organismos; microalgas, por ejemplo, que los hace todavía más atractivos», aclara García. 

La Comisión Europea también se posiciona al respecto, y advierte de que una vez en el medio ambiente, estas pequeñas partículas de plástico no se biodegradan y no pueden eliminarse. Se acumulan en animales, incluidos los peces y los moluscos, y contribuyen a la contaminación por microplásticos de los ecosistemas.

El incidente de Galicia ha servido también para visibilizar problemáticas relacionadas con la retirada de los pélets. El propio OMI avisa de que es prácticamente imposible rescatarlos en el mar; y en tierra, la tarea es ineficiente y requiere de filtrados para no extraer (involuntariamente) la materia orgánica y aumentar la degradación del ecosistema.

En consecuencia, algunas organizaciones se muestran críticas con este tipo de actuaciones y defiende que en todo momento el foco debería situarse en la prevención de este tipo de incidentes, que tienen un elevado potencial de convertirse en catástrofe.

«Galicia es un caso concreto y una cantidad relativamente modesta, pero está permitiendo que se hable del problema y del contexto global»

Pero sobre todas las cosas, este vertido ha servido para poner en agenda esta problemática y retomar la conversación sobre nuevos reglamentos. «Muchas personas no eran conscientes de lo que está pasando en Tarragona, que es uno de los principales focos de pélets del Mediterráneo; incluso en el País Vasco, tenemos varios equipos que llevan una década trabajando en esto», alega el portavoz.

Así, aunque lo ocurrido en Galicia es un caso concreto y una cantidad relativamente modesta, su gran logro es que está permitiendo que se hable de un problema que ha sido invisible durante años y de su contexto global, concluye García.

La Fiscalía HA ABIERTO LA investigación sobre los PÉLETS de Tarragona

El pasado 16 de enero, la Fiscalía de Tarragona inició la investigación para conocer el origen de los vertidos de pélets que desde hace años aparecen en las playas de su territorio. 

En el caso de Galicia (debido a que el suceso se produjo como consecuencia de la pérdida de un contenedor) la empresa estaba obligada a declarar el incidente, por un tema de seguridad marítima; pero no siempre la responsabilidad de los actores es tan clara.

Jordi Oliva, co-fundador de la ONG Good Karma Projects, analiza el caso catalán: Tarragona posee el centro petroquímico más grande del sur de Europa. Produce el 70% del plástico que se fabrica en España y opera suministrando materia prima -pélets- al resto del continente.

«El caso de Galicia ha sido muy visible porque la llegada de pélets fue concentrada; pero en Tarragona, el goteo es constante, pélet a pélet y desde hace años», expone Oliva. Habitualmente, en esta zona sopla viento mistral (mar adentro) y la concentración de pélets parece ser más baja; pero cuando llega levante, o después de tormentas, estos microplásticos llenan la arena.

«El caso de Galicia ha sido muy visible porque la llegada de pélets fue concentrada; pero en Tarragona, el goteo es constante, pélet a pélet y desde hace años»

Good Karma Projects presentó el caso el pasado mes de mayo en el Parlamento Europeo, en un evento organizado por Surfrider Foundation Europe y Fauna and Flora International. El objetivo era demostrar la necesidad de regulación para los pélets de plástico (que actualmente, no existe), así como promover la creación de la misma. «Después de años de trabajo, hemos visto que hasta que no haya una regulación no va a detenerse el problema«, concluye Oliva.

SE PREVÉ QUE HABRÁ UNA REGULACIÓN ESPECÍFICA A NIVEL EUROPEO

Las organizaciones medioambientales llevan años reclamando una regulación específica a nivel europeo sobre los pélets y todo apunta a que finalmente la habrá; lo que se desconoce es cuán ambiciosa será. Actualmente, la Eurocámara debate la propuesta que se realizó el pasado mes de octubre para reducir la contaminación por microplásticos procedente de gránulos de plástico, y que se ha tensado tras el incidente de Galicia. 

Las medidas contempladas inicialmente por la Comisión Europea son: mejores prácticas de manipulación para los operadores, certificación obligatoria y autodeclaraciones, una metodología armonizada para estimar las pérdidas y requisitos menos estrictos para las PYME.

Otras negociaciones que todavía no han llegado a puerto son las relacionadas con el tratado global de plásticos, en el que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) trabaja desde marzo de 2022; y la posible clasificación de los pélets como «sustancias peligrosas» de la Organización Marítima Internacional (OMI).

«En lo que respecta a las fugas de microplásticos, la única solución es la prevención»

Cabe destacar que la propuesta estudiada por la OMI fue motivada por Sri Lanka: este país enfrentó en el año 2021 el peor vertido de pélets que se ha visto. Se hundieron 1.400 contenedores a causa de una fuga, 422 de los cuales transportaban estos microplásticos. En total, se vertieron 1.680 toneladas de pélets; 62 veces más que en el caso del Toconao.

Cada vez que nos enfrentamos a un vertido, la conclusión parece ser la misma a la que llegó Maroš Šefčovič, vicepresidente ejecutivo del Pacto Verde Europeo, Relaciones Interinstitucionales y Prospectiva, cuando se hizo aquella primera propuesta de un paquete de medidas en la UE: «abordar la liberación involuntaria de gránulos de plástico aborda un grave problema no solo para nuestro medio ambiente, sino también para nuestra salud; y en lo que respecta a las fugas de microplásticos, la única solución es la prevención«.

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