Durante siglos, la sífilis ha sido una de las enfermedades más enigmáticas y devastadoras de  la historia, pues su origen es un misterio envuelto en conjeturas e hipótesis. Tradicionalmente, se ha vinculado su aparición en Europa con el regreso de Cristóbal Colón de América, una teoría conocida como la hipótesis colombina. Sin embargo, un reciente estudio publicado en la revista Nature desafía esta creencia arraigada.

El estudio, llevado a cabo por un equipo internacional de investigadores de universidades de Zúrich, Basilea, Viena, ETH Zúrich, Autónoma de Barcelona y São Paulo, analizó genomas de la bacteria Treponema pallidum de muestras de 2.000 años de antigüedad procedentes de una necrópolis en Jabuticabeira, Brasil

 

Este análisis reveló una conexión con el linaje TEN (Treponema pallidum endemicum), responsable de la enfermedad conocida como bejel, y hasta ahora no descrito en América.

La proximidad genética de este linaje con TPA (Treponema pallidum pallidum), el causante de la sífilis, pone en cuestión la teoría de que esta enfermedad fue una importación europea postcolombina. Además, este hallazgo sugiere una presencia precolombina de treponemas patógenos en América, lo que reabre el debate sobre el origen de la sífilis.

Un enigma histórico y biológico

El descubrimiento no solo amplía el horizonte temporal y geográfico de la distribución de T. pallidum en América, sino que también introduce la posibilidad de una transferencia génica horizontal dentro de la especie, que podría haber dado lugar a la aparición de la sífilis tal como la conocemos. Es decir, un linaje de treponema pudo haber adquirido, posiblemente en Europa, la capacidad de transmitirse sexualmente con síntomas hasta entonces desconocidos.

Este estudio es un hito en la comprensión de las enfermedades infecciosas y su evolución. Empleando técnicas de secuenciación de alta precisión, similares a las usadas en el análisis de restos neandertales y denisovanos, los investigadores han podido trazar una línea evolutiva más detallada de la bacteria T. pallidum. Los resultados sugieren un origen mucho más antiguo de lo que se pensaba para el linaje TPA, remontándose aproximadamente al año 1.000 a. e. c.

 

Lo que hace aún más intrigante a este descubrimiento es la ubicación geográfica de los restos analizados. Contrario a lo esperado, provenían de una región subtropical en Brasil, lejos de las zonas áridas y cálidas donde actualmente se encuentra el bejel. Esta discrepancia plantea interrogantes sobre la adaptabilidad y la migración de estas enfermedades a través de distintas condiciones ecológicas.

Así pues, tal y como explica uno de los investigadores del estudio citado, Fernando González Candelas, el hallazgo en Brasil de la bacteria Treponema, causante del bejel hace 2.000 años, no refuta completamente la teoría de que la sífilis fue traída a Europa por Cristóbal Colón. Sin embargo, las evidencias previas de distintas cepas de Treponema en la Europa del siglo XV y la revisión de la escala evolutiva de T. pallidum hacen menos probable esta teoría.

Una posibilidad es que las enfermedades causadas por treponemas surgieran incluso antes en Eurasia o África, y llegaran a América con los primeros humanos que migraron allí hace al menos 15.000 años.

Otra hipótesis, propuesta por Anne Stone, genetista arqueológica de la Universidad Estatal de Arizona en Tempe y no involucrada en el estudio, es que la bacteria saltó a los humanos desde un hospedador animal. Stone señala que primates y otros animales, incluyendo conejos, pueden ser infectados por T. pallidum.

En resumen, el nuevo estudio no solo desafía la hipótesis colombina sobre el origen de la sífilis, sino que también arroja luz sobre la complejidad de la historia evolutiva de las enfermedades infecciosas. Aunque aún quedan muchas preguntas sin responder, este trabajo abre caminos fascinantes para futuras investigaciones y reescribe un capítulo importante en la historia de la medicina.

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