El estudio de cómo el Universo se expande ha sido un campo de estudio central en la cosmología moderna desde hace décadas. Dentro de él, la constante de Hubble, un parámetro que describe la forma en la que se está produciendo esa expansión, se alza como un pilar fundamental. Se trata de un factor establecido por el famoso astrónomo Edwin Hubble en el siglo XIX que representa la velocidad aparente a la que se están separando las galaxias distantes debido a la expansión: es una pieza muy importante a la hora de medir y cuantificar la tasa de dilatación del Espacio.

Sin embargo, con el paso de los años, la medición precisa de la constante de Hubble ha evolucionado con avances tecnológicos y nuevas técnicas observacionales. Esto ha permitido tener datos mucho más precisos que muestran una cierta discrepancia en la determinación de la constante según el método que se utilice para calcularla. A esta discrepancia se la conoce como “tensión de Hubble” y ha provocado un debate enorme en la comunidad científica, planteando grandes desafíos para la comprensión de los procesos que gobiernan la expansión del Universo.

LA CONSTANTE DE HUBBLE

El planteamiento de una sola constante que representase el grado de expansión del Universo era una idea que comenzó a tomar forma en la mente de la comunidad científica ya desde las primeras décadas del siglo XX. En ese periodo, la comprensión del Cosmos estaba experimentando una gran transformación, pues se estaban realizando observaciones pioneras de galaxias distantes que mostraban los primeros indicios de expansión y cambiaban la visión del Universo como estático.

Edwin Hubble, en 1920, fue el que dio el pistoletazo de salida a esa revolución cosmológica, proponiendo la existencia de una relación entre la velocidad de movimiento de una galaxia – velocidad radial – y su distancia, lo que se convirtió en la base conceptual de la constante de Hubble. Se trató de una conexión directa entre el corrimiento al rojo de una galaxia y la expansión del Universo. Y, aunque en un primer momento fue un cálculo algo rudimentario y poco exacto (pensemos que requiere medir distancias astronómicas extremadamente grandes), con el paso de los años las técnicas de medición se han ido afinando.

Entre ellas, destaca el método de las Supernovas Tipo Ia, que utiliza la luminosidad que desprenden este tipo de explosiones para estimar la distancia a la que se encuentran. Por otro lado, a través de la medición de la Radiación Cósmica de Fondo – un eco del Big Bang – es posible inferir la tasa de expansión de expansión del Universo en las primeras etapas.

También a través de las galaxias cercanas, mediante métodos con el de las cefeidas (estrellas variables) es posible establecer puntos de referencia para calibrar esas distancias. Aun así, bien por extrapolaciones o por la necesidad de establecer unos ciertos modelos, todas ellas presentan ciertas desafinaciones en cuestión de precisión.

LA DISCREPANCIA Y LA TENSIÓN

Así, como una disconformidad entre esas estimaciones de la constante de Hubble nació la tensión de Hubble. De hecho, durante los últimos años, a medida que las observaciones y mediciones han ido alcanzando una gran sofisticación, esta problemática se ha vuelto cada vez más evidente. Por un lado, las observaciones de Supernovas y radiación cósmica de fondo indican un valor más bajo de la constante, mientras que las mediciones basadas directamente en galaxias cercanas sugieren un valor mucho más alto.

Este desacuerdo plantea grandes interrogantes que involucran la confiabilidad en los métodos, así como la posible existencia de fenómenos físicos aun no descubiertos o asimilados. ¿Será necesario la creación de una nueva física o será cuestión de considerar errores sistemáticos?

De esta forma, aparte de ser uno de los problemas más actuales en astronomía, la tensión de Hubble es también crucial para entender no solo la expansión cósmica, sino que comprender las limitaciones de la física fundamental y de la evolución del Universo.

Se espera que la resolución de esta discrepancia mejore las mediciones de distancias cósmicas e, incluso, impacte en la comprensión de la energía oscura, la cual no se descarta que esté implicada en el problema. Se trata de una investigación que, sin duda, está abriendo nuevas perspectivas hacia el conocimiento cósmico.

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