Las malas prácticas de higiene son un foco de riesgo para nuestras mascotas y, de rebote, para nosotros mismos. Una de las enfermedades más conocidas en gatos, pero a la vez fuente de más confusión y mitos, es la toxoplasmosis, transmitida por el parásito Toxoplasma gondii.

Esta se puede transmitir de diversas maneras, incluyendo la ingestión de carne y pescado crudos, de fruta o verdura mal lavada o de leche sin pasteurizar. Pero quienes tengan gatos deben estar atentos a otro posible foco de infección: el contacto directo con las heces. La toxoplasmosis no genera síntomas graves en los gatos, pero sí entraña riesgos de salud para las personas, en particular mujeres embarazadas. La buena noticia es que se puede prevenir fácilmente con unas medidas de precaución básicas, pero que no siempre se observan.

Cómo se transmite y cómo afecta la toxoplasmosis a los gatos

Los gatos en riesgo de contraer la enfermedad son aquellos que tienen acceso al exterior, ya que generalmente se contagian a través de un huésped intermedio: las aves y roedores. La transmisión se produce por vía oral, es decir, si cazan a un animal infectado, aunque no lleguen a comérselo; y también por contacto con los excrementos.

Es por ello que resulta improbable que un gato que no tenga acceso al exterior padezca toxoplasmosis. Existe el riesgo, aunque menor, de que un gato de interior se infecte si es alimentado con dieta natural y los alimentos están contaminados con el parásito; por ello, se recomienda tomar algunas precauciones como lavar los vegetales y no darle carne, pescado o marisco crudo.

Advertir que nuestro gato se ha infectado puede ser complicado porque generalmente (alrededor del 90% de los casos) la enfermedad es asintomática y, si llega a manifestarse, los síntomas son muy generales: puede tener diarrea y vómitos, además de estar más apático y, en algunos casos, fiebre y disnea (dificultad para respirar). La única forma de confirmar la presencia del parásito es acudir al veterinario para hacerle un análisis de sangre.

Si contraen la enfermedad, los gatos se convierten en huéspedes del parásito durante dos o tres semanas, en las cuales sus heces estarán contaminadas. En el caso de confirmar que un gato está infectado, hay que aislarlo del resto de los animales de la casa durante el periodo de eliminación del parásito, ya que estos podrían contagiarse a través del contacto con sus excrementos.

Hay dos buenas noticias. La primera es que, por norma general, la toxoplasmosis no supone ningún riesgo para el gato, a menos que padezca problemas relacionados con el sistema inmunitario. La segunda es que la infección activa se produce solo la primera vez que un animal es parasitado, ya que el organismo genera anticuerpos que lo vuelven inmune a otras infecciones en el futuro.

Cómo se transmite a los humanos y cómo evitarlo

Además del consumo de alimentos contaminados (que es la principal causa de infección en humanos), la toxoplasmosis puede transmitirse a las personas mediante el contacto con las heces de gatos infectados durante el período de eliminación del parásito. Sin embargo, la ventana de contagio es realmente muy corta, ya que como se ha dicho, el riesgo solo existe durante dos o tres semanas y únicamente cuando se trata de la primera vez que el gato se infecta, puesto que las veces posteriores no llegará a eliminar el parásito a través de las heces ya que este habrá sido previamente destruido por los anticuerpos.

Incluso entonces, se puede evitar fácilmente con una medida de prevención tan simple como lavarse las manos inmediatamente después de recoger los excrementos; algo que, por simple higiene, debería hacerse igualmente. El mayor riesgo se daría si tenemos alguna herida en las manos, ya que puede transmitirse también a través de la sangre; en tal caso, conviene usar guantes desechables.

Los casos de contagio por esta vía suelen darse en países donde las condiciones higiénicas son deficientes, o en lugares con un gran número de animales callejeros o que salen habitualmente a la calle. Como ya se ha comentado, es muy raro que un gato de interior se contagie ya que para ello debe entrar en contacto con animales parasitados o con sus excrementos.

Qué efectos tiene en las personas

Igual que sucede con los gatos, identificar el contagio en humanos es complicado ya que el cuadro clínico es similar al de otras enfermedades comunes como la gripe. Los síntomas habituales incluyen malestar general, fatiga, fiebre, escalofríos, sudoración excesiva, dolor de cabeza, dolores musculares, tos e inflamación de los ganglios. Los casos asintomáticos existen, pero no son tan habituales como en los gatos.

Generalmente la toxoplasmosis no supone un peligro inmediato para quienes la contraen, pero sí puede provocar síntomas más severos en personas inmunodeprimidas. El problema es que, al contrario que los gatos, los humanos no expulsan el parásito ni generan inmunidad a él; por lo que, aunque en un primer momento la persona no se vea afectada, la enfermedad puede reactivarse en el futuro si se presentan otros problemas de salud y dar lugar a síntomas más graves.

El mayor peligro que hay es que, en cuadros severos de toxoplasmosis, la enfermedad puede afectar al funcionamiento de varios órganos como los pulmones, los ojos o el cerebro. Esto puede desembocar en problemas respiratorios, de visión o neurológicos, y aumentar el riesgo de sufrir trastornos mentales como la esquizofrenia. Existen diversos tipos de medicación dependiendo de si el parásito se encuentra activo o en fase latente.

Los grupos con más riesgo de sufrir cuadros agudos de toxoplasmosis son las personas afectadas de cáncer o enfermedades autoinmunes, como el sida o el lupus; las que estén en tratamiento con fármacos inmunodepresores, por ejemplo si han recibido un trasplante; y las mujeres embarazadas. Este último es el grupo de riesgo más asociado a la toxoplasmosis, ya que la enfermedad puede transmitirse al feto y el riesgo aumenta conforme la gestación esté más avanzada.

Las personas embarazadas que tengan un gato con acceso al exterior (conviene recordar que, de otro modo, es muy difícil que este se infecte) pueden adoptar una medida de prevención tan sencilla como ponerse guantes a la hora de recoger los excrementos del animal o, aún mejor, si conviven con otras personas, encomendarles esta tarea; así como no darle alimentos crudos mientras dure el embarazo.

Además conviene evitar durante este tiempo las tareas de jardinería, ya que pueden entrar en contacto con heces contaminadas de otros animales; así como tomar precauciones extra respecto a la alimentación: lavar bien la fruta y la verdura, hervir el agua y la leche para consumo humano, no comer en puestos callejeros y cocer bien (al menos a 70 ºC) la carne, el pescado y el marisco.

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