Hojas lanceoladas de color verde intenso llenas de pequeñas bayas blancas agrupadas en ramilletes cubren, en muchas ocasiones, parte de la decoración hogareña durante la época de Navidad

Las tonalidades del muérdago encajan a la perfección con el espíritu festivo. Sin embargo, una vez lo conozcamos mejor es muy posible que nos preguntemos: ¿Cómo ha conseguido una planta parásita de frutos tóxicos convertirse en uno de los símbolos de la Navidad más reconocidos? 

una planta invernal

Para empezar, es importante saber que el muérdago (Viscum album) es una planta silvestre de la familia de las lorantáceas que, en su estado natural, crece en las copas de los árboles y no en la tierra. Esto es debido a su condición de planta hemiparasita: se ancla a un árbol huésped para alimentarse de su savia bruta, que le aporta agua y nutrientes. 

Para hacerlo necesita de un órgano específico para esta función, el haustorio, que se adhiere a las ramas y el tronco del árbol huésped como si se tratara de un acodo, conectando con su sistema vascular y creciendo así con él y no hacia dentro de él. 

Aun así, el muérdago hace la fotosíntesis, como observamos por el vivo tono verde que mantiene durante todo el año, a menudo contrastando fuertemente con sus árboles huésped, que suelen ser de tipo caduco.

El invierno es la época del año donde el muérdago se encuentra en su máximo esplendor, florece y da fruto. Sin embargo, se trata de una planta que no soporta temperaturas extremamente bajas, así como tampoco los climas más cálidos y secos.

Se reconocen alrededor de 1400 especies de plantas que se clasifican como muérdago, extendidas por casi todo el mundo aunque principalmente por Europa, norte de África, América y Oriente Medio. Algunas de ellas se distinguen por tener los frutos rojos. 

En bosques de clima templado la presencia de esta planta puede llegar a estar considerablemente extendida gracias a su rápida reproducción, pero a pesar de su carácter parasitario la muerte de árboles causada por una invasión de muérdago es poco común. 

Pero, ¿cómo llega esta curiosa planta sin raíces a extenderse por las copas de los árboles? Como ocurre con otras plantas, este proceso tiene lugar con la intervención animal. La semilla del muérdago es dispersada por ciertas especies de aves, que consumen sus frutos durante el invierno debido a la escasez de otros alimentos. Algunas de estas, además, usan la planta para anidar. 

Este fruto, no obstante, puede llegar a ser tóxico para el ser humano, quien sí ha aprovechado algunas partes de la planta con fines curativos a lo largo de la historia y hasta la actualidad por sus propiedades antiinflamatorias, sedantes suaves o diuréticas, entre otras. De hecho, algunos estudios clínicos investigan el uso de extracto de muérdago como tratamiento para las personas con cáncer

SU ORIGEN EN LA TRADICIÓN NAVIDEÑA

Más allá de sus propiedades medicinales, en la antigüedad también se había usado el muérdago para rituales y tanto la planta como la decoración creada con ella se asociaban con la fortuna y la prosperidad en distintas culturas

Para los celtas esta planta sagrada atraía la buena suerte, y sus druidas colgaban ramilletes de las puertas durante el solsticio de invierno para ahuyentar a los malos espíritus

En la Antigua Grecia y Roma, el muérdago simbolizaba la paz, unidad y reconciliación. Por su parte, la cultura anglosajona compartía estos significados, a los cuales también se añade el de la fortuna en el amor: los rituales con muérdago propician una relación de pareja feliz y duradera.

Además, esta planta era un conocido símbolo de fertilidad debido a su color verde intenso permanente durante todo el año, y su capacidad de reproducirse de forma rápida y próspera.

Estos significados tan arraigados a las distintas culturas perduraron después de que se originara la Navidad cristiana, que dio lugar a unas costumbres más parecidas a las que conocemos a día de hoy. 

UN BESO BAJO EL MUÉRDAGO

Una de estas tradiciones navideñas tan extendidas alrededor del mundo es la de besarse bajo un ramo de muérdago en Nochebuena para reforzar o encontrar una relación romántica.

Sin embargo, como ocurre con tantas otras tradiciones, su origen es muy distinto. En este caso podemos buscarlo en la mitología nórdica y germánica, de la mano de la Frigg: esposa de Odín y diosa de la fertilidad, el amor y la maternidad, destacada también por su sabiduría. 

Frigg tenía dos hijos, Baldr y Loki, el primero destacado por su bondad y el segundo por la envidia que sentía hacia su hermano, quien recibía el aprecio de todos. Unos sueños premonitorios advirtieron de las malas intenciones de Loki, por lo que la diosa Frigg se propuso defender a Baldr invitando a plantas y animales, dioses y hombres, y todos los elementos del cielo y la tierra a un juramento de protección.

No obstante, el muérdago escapó de este juramento por no crecer de la tierra. De esta planta Loki hizo una flecha con la que consiguió matar a su hermano Baldr a pesar del amparo de los dioses. 

Los llantos desconsolados de Frigg hicieron brotar la rama del muérdago, y según algunas de las versiones del mito también convencieron a los dioses de devolver la vida a Baldr, declarando el muérdago una planta de amor, paz y reconciliación.

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