Evolutivamente, unos rasgos masculinos marcadamente exagerados podrían haber sido resultado de la selección sexual. Se trata de una afirmación completamente aplicable a varios linajes de primates.

Así, los machos de varias especies de primates poseen prominentes adornos morfológicos con un marcado dimorfismo sexual, es decir, presentan una forma distinta en los machos y en las hembras. La coloración facial en mandriles- Mandrillus sphinx-, la de los bordes de las mejillas en orangutanesPongo pygmaeus– el tamaño de las capas de pelo blanco y plateado en babuinos –Papio hamadryas– o el tamaño y forma de la barba en los seres humanos, son algunos ejemplos de estos adornos masculinos en primates.

Estas características especializadas desempeñan un papel importante en las comunicaciones ya sea entre machos y hembras o entre congéneres. En primates, sirven como señales sexuales para posibles parejas o como advertencia para posibles rivales. Sin embargo, las causas evolutivas difieren entre especies.

Por otro lado, de particular importancia en los animales sociales como los primates, es la notable correlación entre el dimorfismo sexual y sus sistemas sociales. Un mayor dimorfismo sexual se muestra a menudo en los primates que viven en sistemas sociales sexualmente más competitivos, como las sociedades masculinas poligínicas del tipo harén. Por lo tanto, junto con sus sistemas sociales, el grado en que la competencia actúa en los machos en aras de monopolizar el acceso a las hembras, probablemente viene determinado por unas características masculinas morfológicas y conductuales.

Una gran nariz no es sinónimo de un gran olfato

En este sentido, se da en la especie de primates Nasalis larvatus, más conocidos como monos narigudos, que es precisamente la nariz de los machos la que ha evolucionado a través de la selección sexual para enviar los mensajes a las hembras que les proporcionen la posibilidad de transmitir sus genes. Así según el estudio dirigido por Hiroki Koda de la Universidad de Kioto, y publicado recientemente en la revista especializada Science Advance, una gran nariz supone para estos monos presentes en la lista de especies en peligro de extinción el mejor reclamo sexual posible.

Una gran nariz supone para Nasalis narvatus el mejor reclamo sexual posible

De este modo, resulta que el tamaño de la nariz en esta especie está directamente relacionado con la corpulencia en los machos, es decir, aquellos que presentan una probóscide más grande son también aquellos machos más fuertes y que llaman la atención de las hembras en mayor medida. Asímismo se da la correlación de que los individuos que tienen una gran nariz, están dotados de unos testículos más grandes, que pueden alcanzar hasta los 3 centímetros de diámetro, y que son garantía de una producción de esperma mayor, lo que conlleva el aumento de las probabilidades de engendrar. «Nuestros resultados indican que las señales audiovisuales de las narices masculinas sirven como anuncios para las hembras en su selección de pareja» declara Hiroki Koda. Además, el tamaño de la nariz también altera los sonidos de apareamiento haciéndolos más atractivos para las hembras.

«Se trata de la primera investigación realizada en primates para evaluar los procesos evolutivos implicados en la morfología, la acústica y la socioecología, y que se relacionan con características masculinas únicas», concluye el investigador.

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