La historia lo demuestra: algunos de los grandes descubrimientos e inventos han ocurrido por casualidad. Desde la revolucionaria penicilina hasta el famoso refresco mundialmente conocido como Coca-Cola, lo que muchas veces es mejorado gracias al trabajo científico empieza con un hallazgo fortuito. 

Algo así ha ocurrido recientemente con el caso del murciélago hortelano, al descubrirse un hecho que los biólogos han descrito como el primer caso conocido de apareamiento sin penetración en mamíferos

Este interesante dato pone al murciélago en el punto de mira de la biología, ya que las conductas reproductivas de los animales son objeto de estudio por su importancia como proceso complejo que da origen a nuevos individuos de una especie. 

Pero, de hecho, no es la primera vez que el murciélago es pionero dentro de su clase de animales: se trata también del único mamífero que puede volar

una especie común

El murciélago hortelano mediterráneo, de nombre científico Eptesicus serotinus, es una especie de mamífero comúnmente nocturno que se distribuye de forma generalizada por toda Europa, Oriente Medio y Asia Central.

Se trata de un tipo de murciélago de talla grande y pelaje marrón, un cazador aéreo que se alimenta a base de insectos voladores como polillas, mosquitos o escarabajos, y que convive principalmente en colonias, sobre todo durante su época de crianza. 

Además, este curioso animal dispone de un sistema de ultrasonidos que les permite orientarse en la oscuridad, debido a su condición de animal nocturno y a que la visión no es el más desarrollado de sus sentidos. 

La existencia de esta y otras especies de murciélagos en la naturaleza produce ciertos beneficios para el equilibrio en el planeta y, en especial, para el ser humano: los murciélagos contribuyen a la polinización o al control de plagas.

Con todo, no es de extrañar que este animal sea estudiado por biólogos de varias partes del mundo, aunque a día de hoy todavía es un gran desconocido en comparación con otras especies animales.

LA REPRODUCCIÓN DEL MURCIÉLAGO HORTELANO

Precisamente porque todavía hay muchos aspectos que no se conocen sobre los murciélagos, los biólogos no habían podido dar con una explicación a la inusual forma y tamaño del pene del murciélago hortelano, que cuando está erecto ocupa un 22% de la longitud del animal y, además, tiene una punta abultada en forma de corazón.

Siento este miembro mucho mayor en tamaño que la vagina de las hembras de la misma especie, los expertos no podían evitar preguntarse sobre su método de copulación, un acto que a priori no parecía viable.

Así lo había catalogado Nicolas Fasel, un biólogo evolutivo de la Universidad de Lausana, en Suiza, aparentemente sin darle más importancia a la cuestión hasta que un día fue contactado por Jan Jeucken, un entusiasta de los murciélagos que observaba rutinariamente una colonia de murciélagos ubicada en una iglesia en los Países Bajos. 

Entre el material fotográfico que había logrado tomar hay un vídeo donde se observa a la perfección el acto sexual de estos animales, una acción difícil de observar en la naturaleza. Los biólogos han podido usar esta grabación para estudiarlo en detalle y han publicado los resultados de su investigación en Current Biology.

Y entonces, ¿cómo se aparean?

Aquí es donde se revela el gran secreto de su cópula: ocurre por contacto entre el órgano sexual masculino y el femenino, sin penetración. Este es un hecho único entre los mamíferos, animales cuya fertilización y gestación ocurren internamente. 

Durante el acto el macho y la hembra se encuentran en posición dorso-ventral. El macho muerde la espalda de la hembra a la altura de la nuca, probablemente para sujetarse, y localiza su vulva en la membrana de la cola. 

Así, quietos, permanecen en contacto durante largos periodos de tiempo para llevar a cabo la interacción que permitirá la reproducción. Este proceso puede durar incluso horas, siendo de 12,7 horas el acto sexual más largo documentado, aunque en su mayoría la interacción dura alrededor de 1 hora. 

Los investigadores observaron que una vez finalizado el acto el pelaje del vientre de la hembra parecía húmedo, probablemente debido a la presencia de semen. A falta de evidencias físicas esto último no se ha podido comprobar, no obstante los expertos sugieren que la afirmación se puede llevar a cabo con relativa certeza. 

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