En febrero de 2023, los Países Bajos decidieron prohibir la cría de ciertas razas de mascotas de hocico chato, como los populares perros carlinos o pugs, debido a las dificultades para respirar bien que suelen tener estos animales a causa de la forma aplanada de su cráneo. Es uno de los muchos ejemplos en los que la cría excesivamente selectiva de mascotas termina haciendo que ciertos problemas de salud vengan prácticamente “de serie” con determinadas razas.

La cría selectiva siempre tiene como consecuencia un empobrecimiento del acervo genético, lo cual de por sí los hace más vulnerables ante las enfermedades. Pero en el caso de ciertas razas, esto se fuerza al seleccionar determinadas características físicas, como la forma del cráneo o del cuerpo, que en realidad suponen un perjuicio para el animal. En los últimos tiempos esto ha reavivado el debate acerca de las limitaciones éticas de la cría de mascotas.

Mucha variedad, pero a un precio

La Federación Cinológica Internacional (FCI), el organismo que se encarga de establecer las normas de cría de perros, reconoce a día de hoy más de 350 razas caninas. Ninguna otra especie doméstica tiene tanta variedad de aspecto entre individuos, pero fijar las características que definen una raza entraña siempre un riesgo, ya que implica “cerrar” la entrada de genes nuevos en el grupo.

Existen formas de reducir este riesgo, por ejemplo evitando la cría entre individuos estrechamente emparentados o criando entre variedades distintas de una misma raza. Un ejemplo típico de esto son los labradores, que pueden ser de dos “líneas”: la de trabajo, más esbelta; y la de exhibición, más robusta. Otras razas, como los populares golden retrievers, tienen diversos linajes según el país, fruto de la introducción ocasional de razas distintas en el proceso de cría.

Finalmente, en los últimos tiempos se han popularizado las llamadas razas cruzadas o crossbreeds, que resultan de cruzar perros de razas específicas: aunque generalmente esto se hace por motivos prácticos o estéticos, puede ayudar a evitar potenciales problemas de salud introduciendo una mayor variedad de genes, especialmente si se trata de perros pertenecientes a tipologías distintas: un ejemplo son los labradoodle, cruce de labrador retriever (una raza de perro cobrador) con un doodle (que pertenece al grupo de perros de aguas).

Los riesgos de la cría selectiva

Algunas razas, en el proceso de cría, se han vuelto propensas a sufrir determinados problemas de salud. Los más habituales son:

Problemas respiratorios: Se dan principalmente en razas de hocico chato, como los carlinos, bulldogs y bóxers. Se deben a una condición llamada braquicefalia, debido a la cual el cráneo de un individuo es aplanado respecto a lo que sería normal en su especie. Esto provoca que los tejidos blandos del aparato respiratorio a menudo obstruyan el paso del aire, causándoles dificultades para respirar. En ocasiones puede corregirse mediante cirugía.Malformaciones del esqueleto: Pueden darse en muchas razas e incluso en perros sin pedigrí, pero es más habitual en perros de gran tamaño, ya que tienen un crecimiento acelerado. Al experimentar un rápido incremento de tamaño y peso, la calcificación del esqueleto no puede seguir el ritmo de crecimiento y las articulaciones pueden quedar desencajadas, como sucede en la displasia de cadera, causándoles dificultades para correr, subir escaleras e incluso caminar normalmente.Condrodistrofias: Se dan principalmente en razas de “patas cortas”, como los dachshunds o los corgis. El motivo de sus cortas extremidades es que los cartílagos dejan de crecer, lo cual limita el crecimiento de las patas. Esto genera una presión sobre las articulaciones y la columna vertebral, pudiendo provocar un dolor constante y dificultades para caminar.Cardiopatías: Varias razas son propensas a sufrir cardiopatías, es decir, alteraciones del corazón, como un crecimiento anormal de este órgano o disfunciones en su funcionamiento. Generalmente no hay más causas que el limitado acervo genético. Son detectables mediante ecografía y radiografía, y en muchos casos existen medicamentos para evitar que el problema progrese o lo haga más lentamente.Cáncer: Finalmente, la limitación genética también es la causa de que ciertas razas tengan una mayor predisposición a sufrir determinados tipos de cáncer. La buena noticia es que si se detecta en fases tempranas a menudo se puede tratar, ya sea con intervenciones quirúrgicas o con quimioterapia, cuyos efectos secundarios no son tan intensos como en pacientes humanos.

¿Y los gatos?

En general, los riesgos de la cría selectiva no son tan grandes en los gatos ya que su variedad fenotípica (es decir, las diferencias de aspecto) no es tan grande como en el caso de los perros, lo cual ha limitado la endogamia hasta cierto punto al no forzar las características físicas.

Las potenciales dolencias que pueden afectar a los gatos con pedigrí están mayoritariamente relacionadas con el funcionamiento del organismo más que con problemas anatómicos. Las más comunes son las enfermedades cardíacas y renales, el hipertiroidismo y una mayor predisposición a las infecciones a causa de una menor variedad genética respecto a los gatos que no son de raza.

Un problema que comparten con los perros es el de los problemas respiratorios en los animales de hocico más achatado, pero sin ser tan extremo ya que, de forma natural, el cráneo del gato es más redondo que el del perro. Algunas razas de mayor tamaño son propensas a padecer obesidad y problemas derivados de ella, como la diabetes y dolencias en las articulaciones.

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