No cabe duda que la oferta de un buen baño relajante en un jacuzzi no es algo fácil de rechazar. Y es que, además de proporcionar una sensación muy agradable de relajación y de confort, está demostrado que también contribuye de forma activa a la estimulación de la circulación arterial, a la relajación de los músculos y a la apertura de los poros cerrados de la piel, lo que ayuda a la eliminación de toxinas y a la limpieza profunda. En definitiva, la palabra jacuzzi lleva a sus espaldas una lista muy larga de beneficios para la salud.

Sin embargo, ¿no te parece muy curioso que a algo tan simple como una bañera de hidromasaje se haya agenciado una palabra tan curiosa como “jacuzzi”? Sobre todo teniendo en cuenta que su invención no es tan antigua y que fue en el año 1956 cuando la primera de estas bañeras salió a la luz. Entonces, ¿de dónde viene ese nombre?

LOS HERMANOS JACUZZI

Pues es, ni más ni menos, que el apellido de siete hermanos italianos. Los Jacuzzi emigraron desde Italia hasta los Estados Unidos en busca de una oferta laboral mejor y un incremento en su calidad de vida. En 1917, los siete hermanos fundaron una empresa que, en un primer momento, comenzó produciendo hélices para aviones. Sin embargo, su poca experiencia en el sector provocó que les faltasen proveedores, por lo que el negocio no prosperó como para dar unos buenos beneficios.

Fue entonces cuando los Jacuzzi vieron conveniente abrir su negocio a nuevos productos, por lo que se convirtieron en una empresa multidisciplinar que vendía diferentes tipos de objetos. En especial, entre sus numerosas producciones, destacaba la de bombas hidráulicas para uso agrícola pues, en poco tiempo, se alzaron con una gran reputación dentro de la comunidad de granjeros estadounidenses.

EL PRIMER JACUZZI

Sin embargo, en el año 1956, uno de los hermanos Jacuzzi – Candido Jacuzzi- sufrió una crisis familiar que cambió por completo el rumbo de la empresa. Y es que su hijo Ken fue diagnosticado con una artritis reumatoide que le generaba mucho dolor. Por eso, para tratar de aliviar un poco el malestar de su hijo, Candido tuvo la ingeniosa idea de añadir una de esas bombas hidráulicas que tanto éxito le estaban generando a la bañera de su propia casa para transformarla en una especie de equipo terapéutico. De esa forma, adaptó el mecanismo de una de las bombas que tenían en el almacén para que produjera un único chorro de aire, reproduciendo de esa forma los beneficios de la hidroterapia.

El diseño de Candido fue el perfecto y, aunque no supuso ninguna cura, el sistema de bañera y bombas hidráulicas fue un tratamiento perfecto para la artritis de su hijo. Así, en el año 1968, uno de los sobrinos de los hermanos Jacuzzi, Roy Jacuzzi, se dio cuenta del potencial comercial que podría tener el diseño de su tío, por lo que lo redefinió integrando unas boquillas en la misma estructura de la bañera y lo patentaron bajo el nombre de Roman Bath. Este título no era más que un juego de palabras en homenaje a los baños termales que formaban parte de la cultura de los romanos.

Como era de esperar, el producto proporcionó mucho éxito a la compañía y el nombre de los Jacuzzi y su bañera que imita los tratamientos de hidroterapia comenzó a estar presente en todo el mundo. En el año 1970, la familia regresó a Italia, en donde fundaron la primera planta europea para la producción de esas bañeras: los hoy más que famosos jacuzzis.

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