El concepto del ayuno intermitente no es nuevo, y es muy posible que lo reconozcamos como un método para perder peso que se ha popularizado en los últimos años.

Además, este tipo de dieta basada en seguir unos patrones horarios concretos a la hora de comer ha despertado el interés de muchas personas por los beneficios adicionales para la salud que promueve. Sin embargo, existen distintos intervalos para esta intermitencia, con ventanas de alimentación más o menos amplias.

Ahora, un equipo de investigadores del King’s College de Londres ha analizado las asombrosas ventajas de seguir el ayuno 14:10, la cual permitiría una ventana de alimentación de 10 horas y se seguiría un estricto ayuno durante las otras 14. 

Los resultados de este estudio, que hasta la fecha es uno de los más amplios realizados en el Reino Unido sobre esta temática, se han presentado en la Conferencia Europea de Nutrición de Serbia. 

¿QuÉ es el ayuno intermitente y cómo nos beneficia? 

Este modelo dietético restringe el consumo de alimentos a una ventana horaria concreta para después ayunar durante 12 horas o más, con el objetivo de obtener mejoras en la salud del individuo. Los intervalos pueden variar según el patrón de ayuno intermitente que se siga.

Durante las horas en las que se puede comer, la ingesta de alimentos seguiría una dieta de buen valor nutritivo, sin demasiada o ninguna restricción en los alimentos consumidos. En las horas de ayuno, en cambio, sólo se podrá beber agua o tomar bebidas libres de calorías como café solo o infusiones.

Mantener un peso saludable, hacer ejercicio y comer de forma equilibrada se relacionan de forma directa con la reducción del riesgo de sufrir ciertas enfermedades cardiovasculares y diabetes.

No obstante, algunos estudios sugieren que los beneficios del ayuno intermitente podrían ir más allá, mejorando afecciones relacionadas con la inflamación, disminuyendo el riesgo de sufrir algunos tipos de cáncer, aumentando la longevidad y protegiéndonos ante el deterioro cognitivo, aunque estos últimos todavía necesitan más investigación y resultados concluyentes.

UN Límite horario REALISTA PARA EL ESTILO DE VIDA ACTUAL

Los expertos de King’s College dirigidos por la doctora Sarah Berry, líder académica de más de 30 estudios de nutrición humana en salud cardiometabólica, han determinado que el impacto de los alimentos en nuestro cuerpo no proviene solamente de lo que comemos, sino también del momento en que lo hacemos. 

Así, la importancia de escoger la ventana de alimentación adecuada ganaría peso en el contexto de las dietas de ayuno intermitente, ya que en base a estos horarios podríamos obtener beneficios distintos.

En concreto, han estudiado los resultados de seguir de forma consistente una dieta de 14 horas de ayuno con una ventana de ingesta de 10 horas que, según Sarah Berry, es un ayuno moderado que se adapta de forma relativamente fácil al entorno del mundo real. 

Sus hallazgos concluyen que el cuerpo humano no necesita que comamos constantemente durante todo el día, pero que además tampoco hay que ser excesivamente restrictivo para poder ver resultados positivos. Además, un ayuno de 14 horas se asocia a un aumento de la energía, mayor sensación de saciedad y mejoría en el estado de ánimo

En el estudio han participado unas 37.545 personas a través de la aplicación ZOE Health, de donde Sarah Berry es jefa médica, durante un periodo de 3 semanas. Otro dato interesante que nos deja esta investigación es el hecho de que el 78% de los participantes con alto nivel de compromiso con el cumplimiento de la dieta son mujeres.

¿PUEDE TENER EFECTOS ADVERSOS?

Al igual que ocurre con otros tipos de dieta, el ayuno intermitente puede tener algunas contraindicaciones y lo más adecuado siempre será consultar las opciones dietéticas con un médico. 

Hay algunos grupos que son más vulnerables ante dietas de este tipo, como los menores de edad o las personas mayores, aquellos que sufren diabetes u otras complicaciones médicas, personas embarazadas o lactantes, o aquellas con trastornos alimentarios. 

Al mismo tiempo, el ayuno puede causar algunos efectos secundarios que suelen desaparecer tras las primeras semanas y que incluyen fatiga, insomnio, náuseas o dolores de cabeza, signos propios de la falta de alimento a la cual el cuerpo no estaría acostumbrado al inicio de la dieta. 

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