Si te has desmayado alguna vez, perteneces a una de esas 4 de cada 10 personas que han experimentado este episodio al menos en una ocasión a lo largo de su vida. Esta pérdida breve del conocimiento no es grave, siempre que no vaya acompañada de otras patologías: eso sí, sumada a la fuerza de la gravedad, puede resultar en un buen golpe.

Lo que se sabía hasta ahora de este fenómeno, cuyo término médico es síncope, es que suele producirse a causa de factores externos, la mayoría de ellos benignos: ponerse de pie demasiado rápido, estar expuesto a emociones fuertes, e incluso ver sangre o agujas. Sin embargo, la razón científica continuaba siendo un misterio para la ciencia. 

Ahora, un nuevo estudio llevado a cabo por un equipo de neurocientíficos y cardiólogos de la Universidad de California, publicado en la revista Nature, arroja luz sobre la cuestión: de acuerdo con los resultados del experimento llevado a cabo con ratones, en el desmayo no solo está implicada la disminución del flujo sanguíneo del cerebro -como siempre se había creído-, sino que además existen unos circuitos entre el corazón y el tronco encefálico capaces de manipular estos cambios.

la neurona que causa el desmayo

Hasta el momento, las investigaciones en relación con los síncopes se centraban en analizar el corazón o el cerebro de forma independiente. En esta ocasión, sin embargo, los científicos han incorporado nuevas técnicas que han permitido revelar cómo interactúan estos dos órganos, y qué papel juega el sistema nervioso en el fenómeno. 

El protagonista del estudio ha sido el nervio vago, un gran circuito nervioso -que recorre desde el bulbo raquídeo hasta el tórax- cuyas funciones hacen justicia a su nombre: y es que, también conocido como el «pedal de freno de nuestro organismo», se encarga de cambiar el estado del cuerpo de la activación a la relajación

A través de una herramienta de secuenciación de la ARN, los investigadores identificaron en el ganglio inferior de este nervio unas neuronas sensoriales llamadas NPY2R VSN, las cuales expresaban un tipo de receptor involucrado en la contracción de pequeños músculos en los vasos sanguíneos y se conectaban a un área del tronco encefálico llamada área postrema. 

Tras el hallazgo, los neurocientíficos estimularon las neuronas NPY2R VSN en ratones mientras monitoreaban -empleando imágenes de ultrasonido de alta resolución y optogenética- la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la respiración y los movimientos oculares de los animales. Para su sorpresa, observaron que cuando se activaron estas neuronas los ratones se desmayaron de inmediato. Pero no solo eso: también presentaron muchos de los síntomas humanos del síncope, como la dilatación de sus pupilas o la mirada en blanco.

¿Cómo se recupera el cuerpo del síncope?

Un humano se despierta del desmayo después de 60 segundos, aproximadamente. Tiempo suficiente para que las células implicadas no mueran por falta de oxígeno. Y la recuperación sucede por una serie de fenómenos que tienen lugar en el cerebro en ese breve lapso.

Mientras los ratones estaban sometidos al episodio de síncope, los investigadores utilizaron electrodos para registrar la actividad neuronal en varias regiones de su cerebro: ahí se descubrió que esta se reducía en todo el órgano, menos en una pequeña región del hipotálamo denominada zona periventricular

Así, al bloquear la región del cerebro, los ratones estos permanecieron desmayados por más tiempo, y al estimularla, comenzaron a despertar y a recuperar su movimiento, con lo que confirmaron que existe una red neuronal que coordina las neuronas NPY2R VSN con la zona periventricular.

¿Qué causa la activación de estas neuronas? Eso todavía sigue siendo una incógnita. Pero, sin duda, el estudio sienta las bases para continuar investigando este fenómeno que, si bien para una minoría, puede ser síntoma de problemas cardíacos graves.

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