Las abejas desempeñan un papel vital en la biodiversidad. Tanto es así, que estos insectos se consideran esenciales para nuestra supervivencia. Ellas son polinizadoras: recogen el polen de las flores y lo esparcen, de forma que permiten que las plantas (incluidas las de cultivo alimentario) se reproduzcan.

Aunque existen otros polinizadores -incluso los seres humanos lo somos-, ellas tienen el título por excelencia. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su nombre en inglés), un tercio de la producción mundial de alimentos depende de las abejas.

Sin embargo, estas especies se enfrentan a amenazas crecientes debido a la pérdida de hábitat, prácticas agrícolas intensivas, cambios climáticos y el uso excesivo de pesticidas, lo que pone en riesgo tanto a las abejas como a las plantas cruciales para los humanos.

En esta fotografía, una abeja recoge polen y descansa en el pétalo de una flor de planta de calabacín.

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