Los tratamientos de pérdida de peso están marcando un hito en la historia médica. Fármacos de la clase GLP-1, como Wegovy y Ozempic de Novo Nordisk, o Mounjaro de Eli Lilly, no solo han demostrado ser eficaces en el control de la glucosa sino que también prometen reducciones de peso significativas.

La reciente aprobación de Zepbound por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) para Eli Lilly simboliza un reconocimiento oficial a esta nueva era en el tratamiento de la obesidad. Mounjaro, en particular, había sido aprobado para pacientes con diabetes el año pasado, pero ya se utilizaba de manera extraoficial para adelgazar.

 

Impacto en la industria

El auge de estos medicamentos ha causado que varias industrias se cuestionen sobre su futuro. Empresas de alimentos y bebidas, como Conagra, podrían replantearse el tamaño de las porciones de sus productos. Mientras tanto, gigantes como Walmart anticipan un aumento en las ventas de productos de salud y bienestar

Nestlé, propietaria de marcas como Kit Kat y Nespresso, reconoce la necesidad de adaptar su cartera de productos ante los tratamientos médicos para perder peso. Su CEO, Mark Schneider, indicó que aunque la mayoría de sus productos no se verán afectados, la compañía está desarrollando una variedad de productos complementarios a estos tratamientos, con el objetivo de ayudar a mantener el peso perdido.

Por su parte, PepsiCo y Coca-Cola se mantienen expectantes sin reportar impactos por el momento. En el sector del chocolate, Hershey’s también señala una influencia mínima. Curiosamente, Keurig Dr Pepper no ha visto cambios en el consumo de café, sugiriendo que los hábitos de consumo de ciertos productos mantienen su inercia.

Incluso las aerolíneas se están interesando en los efectos de estos fármacos. La búsqueda incansable de eficiencia por parte de las compañías aéreas les lleva a priorizar la ligereza de sus aeronaves. La lógica es simple: a menor peso, menor esfuerzo requieren los motores y, por ende, menos combustible es necesario para mantener el avión en el aire.

La analista Sheila Kahyaoglu de Jefferies sugiere en un estudio que si el pasajero medio de las aerolíneas perdiera peso gracias a medicamentos adelgazantes como Ozempic, las compañías podrían economizar significativamente. Pone como ejemplo a United Airlines, donde una reducción de 4,5 kg en el peso medio por pasajero podría traducirse en un ahorro de alrededor de 812 kg por vuelo. 

Esto podría resultar en una reducción del consumo de combustible de 104 millones de litros anuales, lo que se estima en un ahorro de 80 millones de dólares, basándose en los precios actuales del combustible.

Los efectos en los servicios de salud y dispositivos médicos 

En el terreno de los servicios de salud, Fresenius Medical Care y Davita están evaluando cuidadosamente las implicaciones, aunque se espera un impacto limitado. En cuanto a dispositivos médicos, Johnson & Johnson reporta una disminución en la demanda de dispositivos quirúrgicos debido a la preferencia por estos tratamientos farmacológicos. 

Abbott Laboratories y Dexcom, fabricantes de monitores de glucosa, restan importancia al impacto en sus ventas, sugiriendo que los pacientes diabéticos podrían combinar monitores de glucosa con medicamentos para perder peso a largo plazo. Insulet Corp prevé una demora en la dependencia de la insulina, pero sin un impacto significativo a largo plazo en su mercado de bombas de insulina. 

Mientras tanto, fabricantes de robots quirúrgicos como Intuitive Surgical observan una desaceleración en las cirugías de pérdida de peso, aunque no esperan que los pacientes mantengan tratamientos farmacológicos indefinidamente.

Las empresas de dispositivos para el corazón, como Boston Scientific, prevén un impacto menor, mientras que Resmed, especializada en tratar la apnea del sueño, no ha visto cambios en la adherencia de sus pacientes. Estas tendencias subrayan un paisaje en transformación: la medicina moderna no solo está cambiando vidas, sino también mercados enteros. La adaptación será clave para las empresas que buscan prosperar en esta nueva realidad médica y de consumo.

¿Una verdadera revolución?

Más allá de todos los cambios que está produciendo el auge de estos nuevos fármacos, ¿realmente estamos ante una revolución? Según explica María Josefa García Barrado, profesora titular de Farmacología, Facultad de Medicina, Universidad de Salamanca en The Conversation, actualmente, las alternativas disponibles para la reducción de peso son limitadas, motivo por el cual el entusiasmo generado por Ozempic es notable tanto en la esfera médica como en la sociedad. 

No obstante, sería vano intentar contrarrestar la obesidad sin antes modificar los patrones alimentarios inadecuados o el sedentarismo que suelen ser el origen de esta condición. En el contexto español, este medicamento se suministra exclusivamente bajo prescripción y se administra principalmente para la diabetes tipo 2

Los especialistas que han desarrollado el Informe de Posicionamiento Terapéutico señalan que la reducción de peso conseguida con Ozempic tiende a pausarse o estabilizarse tras 60-68 semanas de tratamiento. Si se interrumpe la administración del fármaco, es probable que el paciente recupere el peso perdido, lo que sugiere la necesidad de un tratamiento sostenido para conservar la disminución de peso. Aún así, no se tiene certeza sobre las posibles consecuencias negativas de su uso prolongado. 

La idea de un «fármaco milagroso» que permita adelgazar de manera rápida y sin esfuerzo es una ilusión. En la gestión de la obesidad, la supervisión médica es crucial; ignorarla supone un engaño a uno mismo y un peligro para la salud.

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