Divulgar información clara en materia de medio ambiente es una tarea fundamental para concienciar a la sociedad sobre su cuidado. Así, en unos últimos años caracterizados por el refuerzo en la lucha contra el cambio climático, resulta natural que aparezcan nuevos términos para referirse a conceptos que antes no existían. O, más bien, que sí existían pero no contaban con gran protagonismo.

En este sentido, aunque la lengua siempre debe ir un paso por detrás de la realidad, no puede tardar demasiado en incorporar al léxico oficial aquellas palabras que ya circulan en las conversaciones, en las conferencias e incluso en los medios de comunicación. Y por ello, cada año, la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), entre las cuales se encuentra la Real Academia Española (RAE), actualiza su diccionario con el fin de recoger no solo nuevas voces, sino también nuevos usos de términos ya existentes.

Este año 2023, tras la clausura del acto «Cambio climático: lenguaje y comunicación», presidido por la Reina Letizia y organizado por la FundéuRAE y la Fundación San Millán de la Cogolla, se han hecho públicas las novedades en el léxico español. Y estos son los términos relacionados con el medio ambiente:

biocapacidad 

El Diccionario de la Lengua Española (DLE) define biocapacidad como: «Capacidad que tiene la naturaleza para producir recursos renovables, que se toma como indicador de sostenibilidad». 

Aunque constituye una de las recientes incorporaciones oficiales al vocabulario, se trata de un concepto ampliamente conocido, que incluso cuenta con sofisticados sistemas de medición. Junto a la denominada huella ecológica, que también se ha unido al léxico del castellano en la última actualización, la biocapacidad es el otro factor que interviene en la relación entre la capacidad de regeneración biológica de cada país/región y su demanda de recursos individuales, de empresas y gobiernos. Ambos indicadores se miden en hag (hectáreas globales).

descarbonizar

El diccionario de la RAE define descarbonizar, en su primera acepción, como: «Reducir las emisiones de carbono, especialmente las que se producen en forma de dióxido de carbono». 

Tras la noticia de que el mundo ha rebasado por primera vez el límite de 2ºC de aumento en la temperatura global, algo provocado principalmente por las altas concentraciones de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, resulta más que natural la incorporación de este nuevo término al diccionario de la lengua española. Así, la descarbonización es un proceso por el cual se elimina el consumo de combustibles fósiles que poseen carbono, y cuya combustión libera contaminantes que afectan la salud de los ecosistemas y de las personas.

corredor ecológico 

El diccionario de la RAE define corredor ecológico como: «Vía que facilita la conexión entre espacios naturales con el fin de conservar hábitats y especies».

También llamados corredores de hábitat o corredores verdes, son rutas seguras de migración para la biodiversidad que limitan los efectos de la fragmentación de los ecosistemas y favorecen la interrelación entre poblaciones de distintas especies.

En este caso, son los expertos en conservación biológica los que diseñan en áreas protegidas estos corredores, normalmente en línea con las dinámicas de dispersión de las especies que habitan el ecosistema.

Hay distintos tipos de corredores ecológicos, según la clasificación del Fondo Mundial para la Conservación de la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés): 

Macro corredores: son de al menos cinco kilómetros de ancho y funcionan para restaurar conexiones de grandes unidades geográficas que varían en climas y ecosistemas.Corredores biológicos: su anchura está entre uno y cinco kilómetros y se crean cuando buscan mantener el contacto entre dos ecosistemas.Corredores de conservación: tienen aproximadamente un kilómetro de ancho y se utilizan cuando la fragmentación ya está muy avanzada.

Con esto, cabe destacar que un ejemplo es el Corredor Barbas-Bremen en Quindío (Colombia), el cual ha contribuido a restaurar la conectividad para grupos de monos, aves y otros pequeños mamíferos, en un país con una gran biodiversidad pero fuertemente azotado por la deforestación.

huellas: ecológica, de carbono e hídrica

Aunque el Diccionario de la Lengua Española no contiene una acepción de la palabra huella relacionada con el medio ambiente, sí combina el término con los apellidos: ecológica, de carbono e hídrica. Así, gracias a otras definiciones como la ofrecida por WWF, sabemos que huella es «la medida del impacto de las actividades humanas sobre la naturaleza, representada por la superficie necesaria para producir los recursos y absorber los impactos de dicha actividad».

Con esto, la RAE define huella ecológica como: «Indicador de sostenibilidad ambiental que mide el consumo de los recursos naturales con respecto a su capacidad de regenerarse». Huella de carbono como: «Medida de la cantidad de gases de efecto invernadero producidos por las diversas actividades realizadas por un individuo, una comunidad o una organización». Y huella hídrica como: «Indicador ambiental que mide el volumen total de agua dulce que se utiliza para producir bienes y servicios».

Como se ha explicado anteriormente, a menudo estas huellas se comparan con la biocapacidad para determinar la relación entre la regeneración biológica y la demanda de recursos naturales por parte de los individuos. Así, los últimos informes revelan que el ser humano consume mucho más de lo que la Tierra es capaz de producir: concretamente, la huella ecológica se ha multiplicado por tres entre 1961 y 2022 y la biocapacidad ha disminuido un 50%, según los datos del Fondo Mundial para la Conservación de la Naturaleza.

pobreza energética

Si bien ya existe un significado para cada uno de estos términos, de forma conjunta ponen nombre a una realidad cada vez más frecuente en el mundo. La RAE define pobreza energética como: «Situación de dificultad económica en que se encuentra un hogar, que puede traer consigo la falta de acceso al suministro energético».

Las causas de la pobreza energética son multifactoriales: en ella intervienen los bajos ingresos del hogar, la insuficiente calidad energética de la vivienda o los precios elevados de la energía, como también la falta de atención a la diversidad de necesidades de los hogares.

Tal y como recogen los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos para 2030, la energía es un derecho y un bien de primera necesidad, por lo que un primer paso para reivindicarlo es, efectivamente, etiquetar esta problemática, que se manifiesta de forma precoz cuando, por ejemplo, una familia se encuentra en la posición de tener que elegir entre pagar la calefacción o la comida.

Otras actualizaciones del DLE

Como es habitual, la actualización de 2023 del Diccionario de la Lengua Española también incluye la incorporación de términos relacionados con otras materias como la música (perreo o chundachunda), la salud (hormonación o implantología) o los extranjerismos presentes en la era de la información (big data, cookie o banner).

Con esto, se suman un total de 4.381 novedades -incluyendo nuevas acepciones, términos y enmiendas a artículos ya existentes- al léxico del español: una lengua que, por cierto, según el último informe publicado en octubre de 2023, ya cuenta con más de 590 millones de hablantes en todo el mundo.

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