A veces, la naturaleza produce criaturas sorprendentes. Hace poco se sabía del caso de un extraño animal que apareció en Brasil y que resultó ser una mezcla de perro y zorro de las Pampas. Es lo que se denomina un híbrido, una criatura nacida de la unión de dos especies diferentes.

La hibridación en el reino animal raramente se produce de forma natural, pero es frecuente en animales domésticos y, ocasionalmente, especies silvestres en cautividad. Te explicamos qué es un animal híbrido, cuáles son sus características y por qué no son habituales.

Qué es un híbrido y cuáles son sus características

Un híbrido es el organismo resultante de la unión entre individuos pertenecientes a especies diferentes. Aunque puede darse tanto en el reino animal como en el vegetal, en el caso que nos ocupa nos referiremos únicamente a los animales.

En los híbridos, cada célula contiene material genético perteneciente a dos especies diferentes, lo cual puede dar lugar a algunos problemas debido a que su número de cromosomas es distinto. La consecuencia más habitual es que este tipo de animales suele ser estéril, especialmente cuanto más distantes genéticamente sean las especies progenitoras. Entre subespecies, en cambio, la reproducción es posible y genera individuos fértiles, ya que los genes que las diferencian suelen intervenir en características puramente anatómicas.

Los híbridos generalmente son el producto de un cruce intencional llevado a cabo por el ser humano. Un ejemplo típico es la mula, que resulta de cruzar un burro con una yegua: las mulas son más fuertes que los burros y más pequeñas que los caballos, lo cual las hace muy útiles como animales de carga; su uso está documentado desde al menos el año 1000 a.C., lo que demuestra que los híbridos de animales domésticos tienen una larga historia.

La hibridación en la naturaleza

Entre especies salvajes es raro que se produzca hibridación, ya que de forma natural un animal no verá como compañero sexual a otro perteneciente a una especie distinta. Los casos que se conocen suelen producirse mayoritariamente entre animales en cautividad que han convivido, por ejemplo cetáceos del mismo tipo; o bien entre especies cercanas que comparten hábitat, como ocurre con algunos primates. De hecho, los humanos modernos somos el resultado de la hibridación entre especies del género Homo.

La hibridación se vuelve más complicada al sobrepasar las barreras de la categoría taxonómica conocida como género. Un género agrupa a especies distintas pero con un alto número de características comunes: un ejemplo es el género Equus, que agrupa a caballos, asnos y cebras. Aunque no producen descendencia fértil al cruzarse, el individuo es viable.

En cambio, el cruce entre individuos pertenecientes a géneros distintos, como el caso del híbrido de zorro y perro descubierto en Brasil, es raro. No solo porque existe una mayor diferencia entre los genomas de los progenitores, sino porque de forma natural un animal salvaje no verá a una especie doméstica como una pareja e incluso puede considerarlo una presa.

En este sentido, algunas familias como la de los félidos destacan por su gran capacidad de hibridación. Encontramos numerosos ejemplos: el ligre (león macho y tigre hembra), el caracat (caracal macho y gato hembra) o el leopón (leopardo macho y león hembra). Pero este tipo de cruces casi siempre se dan en cautividad y de forma artificial, ya que son especies que entre sí se ven como rivales o incluso como depredador y presa, en el caso de los gatos.

Híbridos semisalvajes: de los dingos a los perros lobo

Un caso particular son los híbridos semisalvajes, resultado de la mezcla entre animales domésticos y silvestres. Este tipo de cruces generalmente se dan entre animales pertenecientes a la misma especie taxonómica, aunque comúnmente no los veamos como tales: por ejemplo, perros y lobos son en realidad subespecies de la misma especie (Canis lupus), de la misma forma que los gatos domésticos y monteses (Felis catus), y por lo tanto pueden producir descendencia fértil.

Los híbridos semisalvajes pueden prosperar de forma independiente, si encuentran el hábitat y las condiciones adecuadas. A veces incluso llegan a tener tanto éxito que se debate si deberían ser reconocidos como subespecie propia, como es el caso del dingo, que algunos biólogos consideran una subespecie de lobo distinta del perro y le dan el nombre de Canis lupus dingo o Canis familiaris dingo.

Algunos híbridos se han hecho populares y han sido criados como mascotas. Un caso típico son los llamados perros lobo, que son perros que cuentan con al menos un antepasado lobo puro en las últimas cinco generaciones. Estos cruces entrañan siempre un riesgo, ya que la mezcla genética da como consecuencia un comportamiento menos predecible. Para estos animales se establecen determinados límites de hibridación: por ejemplo, en algunos países es legal tener perros lobo siempre que el porcentaje genético de la especie salvaje esté en una horquilla máxima, que puede variar enormemente según la legislación, desde el 30 hasta el 98% de lobo puro.

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