En la mitología nórdica, Jörmundgander era una monstruosa serpiente gigante que habitaba en el mar de Midgard, el mundo humano. Nada mejor para dar nombre a la nueva especie de mosasaurio que ha sido descrita por investigadores del Museo Americano de Historia Natural (AMNH) y bautizada con el nombre de Jormungandr walhallaensis, en referencia a la serpiente Jörmundgander y al Valhalla, el paraíso de los guerreros vikingos.

Una especie de transición

Jormungandr walhallaensis era un reptil marino que vivió hace unos 80 millones de años en los mares del Cretácico. Medía unos 7 metros de largo y estaba dotado de poderosas aletas y una “cola rechoncha parecida a la de un tiburón”, además de unas crestas óseas sobre los ojos que le habrían dado el aspecto de tener “cejas de enfado”, como lo describen los investigadores del AMNH.

Esta criatura posee diversas apomorfias, es decir, rasgos biológicos novedosos que no estaban presentes en especies anteriores y que suponen una novedad evolutiva. Tiene características de clados basales, es decir, del grupo común a partir del cual se diversifica un tipo de criaturas, en este caso los mosasaurios; pero también rasgos propios de géneros evolutivamente más avanzados.

Así pues, esta nueva especie supone una forma de transición entre los mosasaurios primitivos, que aparecieron hace unos 100 millones de años, y las especies plenamente desarrolladas de finales del Cretácico como las del género Mosasaurus, que da nombre a este tipo de reptiles.

Por este motivo, se trata de un hallazgo de gran interés para conocer la historia evolutiva de estos reptiles marinos y comprender cómo llegaron a convertirse en superdepredadores en un mundo marino dominado por los plesiosaurios, las criaturas de cuello largo que se habían mantenido en la cima de los ecosistemas marinos desde el Jurásico.

Qué eran los mosasaurios

Los mosasaurios no eran dinosaurios, una confusión que a veces todavía perdura. Se trataba de una familia de escamosos (Squamata), un grupo de reptiles que incluye a los lagartos, serpientes, iguanas y camaleones. De hecho, ni siquiera son parientes cercanos de otros reptiles marinos prehistóricos como los ictiosaurios o los plesiosaurios.

Aunque se hayan convertido en iconos de la cultura popular gracias a su aparición en películas como Jurassic World (2015), lo cierto es que los mosasaurios aparecieron relativamente tarde en escena: fue durante el Cretácico tardío, hace unos 100 millones de años. Sus antepasados eran probablemente un grupo de reptiles de aguas litorales similares a los varanos, que eran anfibios y todavía tenían patas y cola en vez de aletas.

Estos antepasados evolucionaron en dos familias: por una parte los aigialosaurios, que conservaron la cola y las patas; y por otra los mosasaurios, que desarrollaron características anatómicas parecidas a las de los tiburones o los cetáceos, como un cuerpo rechoncho pero hidrodinámico y poderosas aletas caudales que les permitían moverse con gran agilidad en el agua. Tenían largas y poderosas mandíbulas, con dientes preparados para romper las conchas de moluscos como los amonites, aunque los peces eran la base de su dieta.

A pesar de que se les considera los últimos superdepredadores marinos del Mesozoico, los había de muchos tamaños distintos. Hacia el final del Cretácico algunas especies escalaron hasta la cima de la pirámide alimenticia, como el Mosasaurus hoffmannii, que podía superar los 17 metros de longitud y es la especie más grande de mosasaurio conocido. En gran parte esto se debía a su rapidez, agilidad y fuerza, que les convertían en los tiburones de su época.

Igual que sucedió con los plesiosaurios, los mosasaurios desaparecieron durante la extinción masiva del Cretáceo-Paleógeno. Los cambios en la temperatura y la composición química de los océanos tuvieron un impacto directo en la disponibilidad de comida y estos reptiles de gran tamaño fueron incapaces de sobrevivir. En cambio, otros grupos como las tortugas superaron con gran entereza esta prueba (alrededor de un 80% de las especies sobrevivieron al evento de extinción), mientras que otros como los tiburones quedaron diezmados pero algunas especies lograron perdurar.

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