La superluna es un término que se utiliza cuando la luna llena está en perigeo, es decir, la Luna está en su punto más cercano a la Tierra y se puede observar aparentemente más grande y brillante que lo habitual.

Ya de por sí, la luna llena es un sujeto protagonista muy deseado por los fotógrafos y siempre es un plus añadirla en las fotografías, ya sean urbanas, en la naturaleza o ella como única protagonista.

La superluna es un fenómeno que ocurre entre dos y cinco veces al año, y si se da esta condición hay que aprovecharla, fotográficamente hablando. En esta ocasión nos encontrábamos en Madrid cuando se anunció la superluna y, como la mayoría de las fotografías de paisaje y nocturnas, se necesita una preparación y programación previa de equipo, localización y horarios necesarios para que este proyecto fotográfico llegue a buen puerto y obtener así la fotografía que tenemos en mente.

Para la planificación de esta imagen se ha utilizado una aplicación que te dice la dirección por donde va a salir la Luna y el movimiento en función de la hora y la fecha en el lugar que hemos seleccionado para la localización. También te orienta de las tonalidades que va a tener la luz del sol en el momento elegido.

Los datos de la toma son ISO 320; f/8; 1/30 seg; lente fija de 500 mm; cámara full frame; trípode

En la programación y organización es esencial la localización, en esta imagen queríamos incluir las cuatro torres de Madrid y hacer la fotografía justo cuando la Luna se sitúa entre dos de ellas. El hecho de incluirla entre los rascacielos más representativos de Madrid hace que, además de la belleza arquitectónica, se produzca una escala con la superluna para apreciar así el gran tamaño de la Luna en la toma.

La cámara full frame, de formato completo, nos da muy buena calidad en el archivo, un teleobjetivo de 500 mm aplana los planos y agranda lo máximo posible la Luna. También se pueden utilizar otras focales, pero depende mucho de la distancia a la que estamos de los edificios, de la Luna y del efecto final que queremos para nuestra imagen, si es que se desea incluir más de la ciudad o solo los rascacielos y la Luna. El resultado será más impactante o se añadirá más información a la toma.

Este fenómeno sucede en muy pocos minutos, posiblemente entre tres y cinco, hay que estar atentos y preparados para que no se pase el momento deseado. Para ello, llegamos a la zona elegida una hora antes, para ir haciendo pruebas de encuadres, luces y posibles parámetros. Todavía hay tonos del atardecer que se reflejan en las torres y ya está anocheciendo, esto ofrece unos colores muy atractivos en la imagen, lo que marca la diferencia.

Elegimos un ISO muy bajo para obtener mucha calidad en la imagen y poco o nada de ruido. Un diafragma f8 para tener suficiente profundidad de campo y, gracias al trípode que es básico en este tipo de fotografías, podemos obturar a una velocidad de 1/30 segundos sin trepidar.

En estos fenómenos tan apreciados y estéticos hay que estar atentos y, si se dispone del tiempo suficiente, aprovecharlos al máximo para desarrollar un archivo fotográfico de calidad.

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